Los instrumentos cotidianos son, ya lo vimos en el post anterior, una magnífica opción para todos aquellos que, con imaginación, quieran crear una original colección de juguetes eróticos que puedan servirle para sus juegos sadomasoquistas. Mostramos aquí algunos de estos convertibles y os sugerimos algunas ideas para que podáis introducirlos en vuestros juegos.
Las trampas de la rata y el ratón
Estamos hablando de un convertible que nunca debes usar sin modificar y sin extremar tus precauciones al máximo. Aunque con dificultad, puede y debe extraerse el gatillo por completo y con una lija, limar las esquinas de la madera para redondearlas e impedir que cualquier filo pueda dañar la carne trémula y palpitante de tus genitales o los de tu pareja.
En ningún caso deben soltarse los muelles de golpe. Sin embargo, si se aplica lentamente en el prepucio o en el escroto (evitar pellizcar el testículo), los resortes no son lo suficientemente fuertes como para hacer daño, y el efecto visual puede ser sorprendente e intimidante.
No debemos obviar tampoco la importancia psicológica y amenazante de este convertible. El sonido de la trampa al cerrarse puede resultar estremecedor.
Cepillos tipo seta
Estos son pequeños cepillos de cerdas suaves que pueden causar una sensación muy agradable si se usan con moderación. Piensa que la fricción repetida, por suaves que sean las cerdas, puede ser causa de quemaduras o abrasiones. Recuerda que la línea que separa el placer y el dolor en estos juegos puede hacerse, por causa de la pasión y la excitación sexual, muy borrosa. Si comienzas a ver que la piel enrojece, es mejor parar y buscar otro tipo de sensaciones.
Las poleas, los bloques y los aparejos
Muchas ferreterías venden versiones pequeñas del instrumento tradicional. Estos dispositivos están destinados a levantar pesos pequeños. A menudo tienen un sistema de freno que impide que el objeto a levantar pueda caer libremente.
Una última palabra sobre juguetes
Cada día surge una novedad en el mercado de los juguetes sado. Hay tantos tipos que resultaría imposible realizar un compendio de todos ellos. Una de las mejores alabanzas que pueden hacerse de ellos, además de destacar su utilidad para hacer más variada y rica tu vida sexual, es afirmar sin miedo a equivocarse que su precio es un precio muy razonable. Sobre todo cuando hablamos de los convertibles. Si has visto algún juguete BDSM que haya llamado tu atención y piensas que su precio es demasiado elevado para tus posibilidades, no te asustes: seguramente, si tienes imaginación, podrás conseguir un sucedáneo o facsímil por un precio muchísimo más ajustado. Seguramente ese convertible no será tan llamativo ni tan fashion como el juguete original, pero su efecto será igual de bueno, si no mejor. Hay que valorar en su justa medida el plus de incertidumbre y miedo que puede aportar al juego un convertible. Esos dos factores son muy importantes a la hora de añadir sal y pimienta a un juego.
Además, piensa que, en el fondo, no es necesario tener un gran baúl lleno de juguetes originales para garantizarte un rato de diversión. Piensa que, en el fondo, basta con algo tan simple, tan propio, tan natural y tan gratis como nuestras propias manos para poder disfrutar de las relaciones sexuales. Los juguetes son un plus, y no hay que despreciarlos. Pero tampoco debes agobiarte si no los tienes en las cantidades que desearías. Decide y prioriza qué juguetes quieres tener originales y echa mano de tu imaginación para sustituir los otros por algunos convertibles.
Y recuerda, ante todo, una cosa: para conocer de verdad las posibilidades ofrecidas por un juguete debe usarse dicho juguete. Una prueba de manejo es fundamental a la hora de decidir si ese juguete ocupa un lugar de honor en ese imaginario o físico baúl que atesora esos juguetes que hemos ido coleccionando y que, de una manera u otra, nos han hecho tan felices.
Recuerda también que es importante que conozcas en qué punto exacto se emplaza tu umbral y tu límite. Lo que para ti es placer para otra persona puede ser dolor, y viceversa. Eso deberéis tenerlo siempre en cuenta a la hora de imaginar, planificar y llevar a la práctica vuestros juegos escénicos.