Te voy a lavar la boca con jabón
Todos lo hemos oído alguna vez cuando, de niños, hemos dicho una palabra malsonante, un taco o uno de esos exabruptos que hemos aprendido de los mayores pero que los mayores no quieren oírnos decir. “Te voy a lavar la boca con jabón”, nos decían, y nosotros intentábamos corregir nuestra manera de hablar mientras pensábamos en el seguramente asquerosísimo sabor del jabón. Esa vieja amenaza llegada desde la infancia también planea sobre la cabeza de quien, en los juegos sadomasoquistas, está recibiendo un castigo.
Puede suceder que, en mitad de una sesión de azotes, la persona azotada lance algún exabrupto. No sería extraño que de la boca del azotado brotara una palabra soez. ¿Cómo corregir esa falta de educación? ¿Cómo conseguir que ese quejica deje de lamentarse por el castigo recibido? Sin duda, cumpliendo la eterna amenaza de nuestros padres. Es decir: sirviéndonos del jabón para lavarle la boca.
El uso del jabón puede resultar muy interesante en una escena sado. Se puede castigar al sumiso o al masoquista mandándolo a un rincón con una pastilla de jabón colocada directamente en la boca. Se puede colocar esa pastilla en su boca mientras se continúa con la sesión de azotes. Se puede lavar directamente su boca con una esponja o un estropajo con jabón.
Lógicamente, al usar el jabón hay que extremar las medidas de seguridad. Lo mejor es buscar pastillas de jabón lo más naturales posibles. Hay que huir, en la medida de lo posible, de todas aquellas pastillas de jabón que contengan en su composición excesivos productos químicos. También hay que huir de las perfumadas o de las que, por ejemplo, llevan flores secas.
Es importante que el tamaño de la pastilla sea un tamaño adecuado, ni demasiado grande (no cabría en la boca) ni demasiado pequeña (podría tragársela), y que tenga una forma a poder ser cuadrada o rectangular. La forma ovalada también podría servir, pero lo mejor es no buscar formas demasiado extrañas. Lo importante es que la pastilla de jabón pueda ser mantenida en la boca sin problemas y sin excesivas dificultades. Si la pastilla es muy grande y debe cortarse, lo mejor para hacerlo es mojarla antes de proceder a cortarla. Si no se procede de este modo, puede suceder que el jabón se resquebraje o que queden láminas o trozos pequeños que, accidentalmente, puedan ser tragados por la persona azotada.
La persona azotada y que debe sujetar el jabón en la boca debe impedir, por todos los medios, tragar el jabón. Por eso no debe usarse nunca el gel de baño. El gel de baño, debido a su naturaleza líquida, puede ingerirse con demasiada facilidad. Por eso es importante utilizar pastillas de jabón. La persona azotada que tenga la pastilla de jabón en la boca debe evitar tragarse la saliva mezclada con el jabón.
Medidas de seguridad
La ingestión de jabón puede producir diarrea y vómitos. En cualquier caso de ingestión de jabón que produzca cualquier tipo de malestar es conveniente ponerse en contacto con personal médico especializado en toxicología para recibir instrucciones sobre cómo actuar. La ingesta de leche, por ejemplo, puede ser beneficiosa, pero no debe emplearse si existen muchos vómitos. El vómito tampoco debe provocarse. Si el jabón contiene productos químicos y se provoca el vómito, es posible que dichos productos, en conjugación con los jugos gástricos, acabe dañando al esófago. Por eso es recomendable que esta técnica del jabón no se utilice, dentro de los juegos BDSM, con aquellas personas que padezcan de esofagitis de reflujo, úlceras de estómago o cualquier otro tipo de dolencia estomacal.