Sin margen para la improvisación
El fisting anal, como práctica sexual extrema que es, necesita de unos preparativos cuidadosos. No puede hacerse en cualquier sitio. Cuanto mejor sea el entorno mejor será la experiencia.
La primera exigencia que debe hacerse a ese entorno es el de su limpieza. Cualquier sitio en el que se vaya a practicar sexo debería, en principio, ser un lugar limpio. Decimos limpio porque la pasión es la pasión y el calentón es el calentón, y nadie puede negar el encanto de ese polvo apresurado en el asiento trasero de un coche o en un pajar, establo o lugar semejante en un pueblo. Pero el fisting anal no puede ser algo improvisado ni fruto de un calentón. El fisting anal, por sus propias características, debe ser cuidadosamente planificado y realizado. Y debe ser realizado, por supuesto, en un lugar que reúna las mejores condiciones higiénicas. Hay que evitar, en la medida de lo posible, cualquier posibilidad de infección.
Para hacer más apropiado ese entorno también hay que contar con la excelente aportación que puede realizar la música. Un buen equipo de música y una medida selección musical puede ser de gran ayuda a la hora de ambientar la escena, lubricar los oídos y crear el ambiente propicio para que el fisting anal pueda realizarse en las mejores condiciones posibles. Además, la música, bien utilizada y seleccionada, puede resultar un elemento muy erótico y relajante.
Esa relajación derivada del uso de una correcta selección musical no surtirá todo el efecto deseado si el entorno en el que va a practicarse el fisting anal permanece frío. El frío hace que los músculos se tensen y el esfínter anal es, después de todo, un músculo. La tensión del esfínter anal y su contracción debida al frío juega en contra del placer que puede proporcionar la práctica del fisting en esa zona tan delicadamente sensible del organismo. Por ello es importante mantener una temperatura cálida y agradable en el espacio en el que vaya a tener lugar el encuentro sexual.
El espacio puede ser (¿por qué no?) la propia habitación. Sólo hay que acondicionarla un poco. Proteger el colchón con una lámina de plástico puede ser una buena idea. Encima puedes colocar el tipo de sábanas que desees, incluso unas sábanas de látex o plástico que, al mismo tiempo que os permitan una sensación única de dejarse ir, garanticen que nada vaya a quedar manchado durante la práctica del fisting anal.
Hay personas que, en su espacio destinado al sexo, incorporan algún columpio BDSM para ensayar nuevas prácticas y posturas. Quizás para el fisting anal no sea lo más indicado, pero nunca debe desdeñarse la posibilidad de incorporar nuevas variantes a la práctica sexual. Más útil puede resultar el incluir juguetes eróticos que puedan ser utilizados durante la práctica del fisting anal. Vibradores, consoladores, plugs, abrazaderas, cuerdas… todos estos elementos pueden ser muy útiles a la hora de escenificar el juego que encontrará su culminación con una magnífica sesión de fisting anal. Junto a todos estos juegos, nada mejor que una buena colección de preservativos para mantener la limpieza de todos ellos.
Fisting anal y lubricante
Lógicamente, algo que no puede faltar en una sesión de fisting anal es el lubricante. El ano, al contrario que la vagina, no se lubrica solo. Necesita ayuda. Y esa ayuda debe ser abundante. No inicies una práctica de fisting anal si no tienes lubricante abundante. Ese lubricante, si vas a usar guantes de látex, debe ser con base al agua. Estos lubricantes fueron la solución que se encontró para respetar la integridad de los preservativos cuando el VIH empezó a hacer estragos. Los lubricantes con base al agua, sin embargo, y según piensan muchos practicantes del sexo anal, no tienen el suficiente espesor y durabilidad como para garantizar una fricción no dolorosa.
Cada cual debe encontrar el lubricante idóneo. Piensa que, si consigues unos guantes que no sean de látex (pueden ser, por ejemplo, de polietileno, nitrilo o vinilo), puedes utilizar un lubricante con base de aceite. Si no vas a mantener a continuación relaciones sexuales anales, la opción del lubricante con base de aceite para practicar el fisting anal no es mala opción. Eso sí: recuerda que costará más de quitar.
Es importante no compartir lubricantes y no usar el lubricante que se ha utilizado para lubricar el ano para lubricar posteriormente la vagina. El lubricante puede convertirse en un gran transmisor de infecciones.
Si tienes en cuenta todos estos consejos y, además, has realizado una exhaustiva y correcta limpieza de tu recto, ya estás preparado o preparada para disfrutar de una buena sesión de fisting anal. Gózala.