La Amazona: un Ama prototípica
Cualquier persona no demasiado introducida en el universo BDSM tiene una imagen del Ama que puede resultar muy cercana a la siguiente: apretado corsé de cuero negro, clavos de acero repartidos por toda la ropa, cadenas como complemento llamativo, botas de tacón alto quizás con espuelas y hasta los muslos, látigo larguísimo… En el universo BDSM, esta imagen se corresponde con lo que se conoce como Amazona.
Muchos desconocedores de las prácticas habituales del BDSM pueden entender que el Ama es una especie de prostituta. Nada más alejado de la realidad. Las mujeres dominantes profesionales no acostumbran a permitir a sus clientes el tener relaciones sexuales con ellos. Pensad que los servicios que ofrece una buena profesional de la dominación son servicios altamente especializados que no tienen nada que ver con el sexo vainilla.
Cuando se habla del Ama-Amazona no hay que dejarse arrastrar por los estereotipos. Si deseas ser este tipo de mujer dominante no es necesario que seas una mujer alta, de medidas imponentes y cabello rubio. Morena o pelirroja, con el cabello largo o el cabello corto, alta o baja… las características físicas importan poco a la hora de comportarse como una excelente Ama-Amazona. Aunque lógicamente no vamos a despreciar el papel que puede desempeñar una cierta ambientación y el contar con una serie de complementos que incrementen el impacto visual de la escena, no vamos a afirmar que la existencia o no de un tipo determinado de ropa determina finalmente de manera decisiva el éxito de una Amazona y la eficacia de su comportamiento como tal. No es así. No hay una única y ejemplar fantasía erótica de dominio de la Amazona como no hay una única forma de ser Reina, niñera o institutriz. La Amazonía no está definida por la figura tipo de la mujer que actúa como tal sino por un cierto tipo de relación de poder entre ama y esclavo.
¿Qué relación es ésa que se establece entre un Ama y su esclavo en la fantasía de dominación de la Amazona? Fundamentalmente, una competición de voluntades. El sumiso cautivo es, en esta fantasía de dominio y sumisión, un rebelde nato. El sumiso se rebelará siempre que pueda y será para aplacar esa rebeldía y para vencerla que el Ama deba emplear todas sus reservas de energía, toda su valentía y toda su bravura. En resumen, lo que el Ama deberá emplear en esta fantasía de dominio de la Amazona para sojuzgar al sumiso rebelde será toda su voluntad de dominio. Será precisamente esa voluntad de dominio y su capacidad para ejercerlo lo que convertirá finalmente a una mujer en un excelente Ama.
Elementos de la fantasía de la Amazona
Hay mil y un modos de representar la fantasía de Amazona. Según sea ésta, así podrá ser el tipo de disfraz que se elija para representarla. Los guiones pueden ser tan variados como tu imaginación lo permita. ¿Quieres algunas ideas? Algunas de las siguientes podrían servir para desarrollar una escena de dominación y sumisión del arquetipo de la Amazona: una mujer pirata que aborda junto a su tripulación otro navío, una militar que hace un prisionero de guerra, una princesa india que pretende vengarse de un explotador colono blanco, una extraterrestre que experimenta con un ser humano, una esposa que castiga a un marido negligente o infiel, una bruja que interroga a un juez que persigue a las brujas, una sultana que castiga a los hombres que se han atrevido a invadir su harén…
Cada una de estas fantasías exigirá sus propios disfraces. Dado el amplio espectro de posibles roles, se puede vestir desde unos ropajes típicos de un harén hasta un traje de Armani. Una buena opción es recurrir a una tienda de disfraces para alquilar un disfraz adecuado para la fantasía que se desea representar. Otra, recurrir a la imaginación y a la propia maña artesanal para elaborar los propios ropajes.
Lo que puede resultar más difícil de elaborar es un complemento que adquiere una gran importancia en la escenificación de las fantasías eróticas de dominio y sumisión. Ese complemento son los zapatos y las botas. Qué duda cabe que unas botas de tacón alto ofrecen unas posibilidades que otro tipo de calzado no ofrece. Las botas de tacón alto estilizan la pierna de la mujer, las alarga y cambia su manera de caminar. La mujer que camina con zapatos de tacón alto lo hace realizando un bamboleo que puede resultar muy excitante y sensual para los hombres. No hay que olvidar nunca que los zapatos ocupan un lugar muy especial en la iconografía fetichista. No son pocos los hombres que han desplazado su atención sexual de la persona en sí a esa parte de su cuerpo, el pie, que va calzado con uno de estos zapatos.
Teniendo en cuenta el amplio abanico de posibilidades que se abre ante un Ama-Amazona a la hora de elegir botas y zapatos para escenificar su fantasía erótica, la selección de un calzado adecuado puede resultar crucial a la hora de dar verosimilitud a la escena. Unas botas caras, con tacón alto y que lleguen hasta medio muslo, pueden ser la opción para profesionales que tengan unos altos ingresos. Unas botas de vinilo, más modestas, pueden ser la opción elegida por un Ama con menos posibilidades económicas. También se puede trabajar descalza. Después de todo, y tal y como ya hemos señalado, el hábito no hace al monje y la capacidad de ser una buena Amazona no depende del tipo de ropa que se utilice para escenificar la escena, sino del dominio de las diferentes técnicas de dominación que tenga dicho Ama.
Lo mismo sucede con el escenario. Una mazmorra es ideal para escenificar la fantasía erótica de dominio y sumisión de la Amazona, pero no imprescindible. Unos cuantos arreglos en casa y unos cuantos adornos colocados estratégicamente pueden convertir una habitación en la guarida de una mujer pirata, en el harén de una Sultana indignada o en las salas privadas de Catalina la Grande. ¿Qué arreglos pueden ser ésos? Unos cáncamos colocados en la pared a la altura de los tobillos, las rodillas, la cintura, las manos; unas cadenas unidas a esos cáncamos, un asiento con respaldo recto, una cama con dosel, una iluminación adecuada, una mesa de masajes, una eslinga que pueda servir para realizar escenas en las que, de un modo otro, la suspensión desempeñe una función más o menos primordial…