¿Cómo hacer que el sumiso obedezca?
Antes de iniciar el primer período de sesiones el sumiso debe entender de dónde proviene la autoridad del Ama, debe creer en dicha autoridad y, por supuesto, debe entregarse absolutamente al dominio de su Dama. A continuación te daremos algunos consejos para que puedas establecer y hacer cumplir tu autoridad, incluso cuando se está sintiendo el estremecedor placer del orgasmo. Unos (no lo negaremos) serán más eficaces que otros, pero todos cumplirán su función, especialmente si se utilizan con prudencia y en su justa proporción. Si es así, ambas partes del juego, ama y sumiso, disfrutarán de él y se sentirán muy satisfechas.
Algunas de estas ideas pueden parecer exageradas. Quítate esa idea de la cabeza. Piensa que la elección deliberada de sufrir un poco de dolor puede servir, en el contexto de una vida llena de preocupaciones y temores, para exorcizar los demonios de la duda, el miedo o la tensión con la que día a día convivimos. El juego nos permite cambiar de nombre, ropa y entorno. También nuestro comportamiento. Todos esos cambios pueden ayudarnos a liberarnos de nuestra represión interior. Las sugerencias que vamos a darte ofrecen maneras de romper el dominio absoluto de la realidad para dejarte llevar por el dominio establecido en vuestro juego erótico, que no será otra cosa que el reflejo de vuestras fantasías sexuales más íntimas.
El Script
Ya llegará el momento en que nos centremos en la planificación y estructuración de la escena, pero no debéis olvidar nunca que es primordial, para que el juego resulte satisfactorio, disponer de un buen guión del mismo.
Aquí se os proporcionarán las técnicas adecuadas para enfatizar la historia que representéis y hacerla más viva, intensa y creíble. La precipitación y la irreflexión juegan en contra del éxito de vuestro juego. Por eso es importante el guión: porque marca la secuencia de órdenes a seguir, porque da el esqueleto sobre el que se sostendrá la encarnadura de vuestra fantasía y porque servirá de sostén a la convicción con la que la Dómina desempeñe su rol.
Por otra parte, un buen guión ayudará al Ama a recordar continuamente quién es: la mujer al mando. Le dará las claves de todas las fases de la dominación para que pueda ejercerla de manera más natural y efectiva.
Dolor y suspense
El suspense es la piedra angular de una buena historia. Trabajando codo a codo con el dolor, el suspense debe acompañar cada segundo del juego. Suspense y dolor vienen a ser, el uno al lado del otro, las dos caras de una misma moneda.
Para trabajar y ejecutar cualquier escena, debe crearse suspense en el contenido de la misma. El dolor por sí solo o la humillación aislada y caprichosa no produce tensión y, sin tensión, el placer no alcanzará su cota máxima. Recurrir única y exclusivamente al dolor para producir una subordinación efectiva del sumiso no funciona en última instancia. El dolor debe poseer un significado. Debe jugar un papel justificado en la historia. Si se aplica caprichosa y aleatoriamente, pierde gran parte de su sentido y, con ello, su efectividad.
Hay teóricos que hablan del suspense como de lo realmente deseado por el sumiso. Es esa incertidumbre lo que va a ayudarle a sentir como desea.
Ten en cuenta también que el control del cuerpo masculino no es suficiente para controlar su mente. Es necesario, absolutamente necesario, suministrar fantasías a su mente para que ésta no divague a lo largo del juego. Esa divagación puede llevarle al territorio de sus propias fantasías. Pero eso una buena Dómina debe controlarlo, pues las fantasías que deben imponerse (y que son en el fondo las que el sumiso espera ver cumplidas) son las del Ama. Incluso un dolor simbólico como pueden resultar las nalgadas pueden ser sentidas como un dolor sin fundamento si no vienen envueltas en el papel de celofán de una fantasía atractiva.
La mejor manera de controlar y convertir al sumiso en un cordero obediente es la de controlar sus pensamientos.
El suspense es una de las herramientas más eficaces para controlar la errante atención de un sumiso. Esto no es tan sencillo. Cualquier persona puede infligir dolor a otra, pero no todas pueden hacer de ese dolor algo erótico. Hay que pensar que el sumiso no busca el dolor por el dolor. Si fuera así, bastaría una buena y cinematográfica pelea de bar, con taburetes volando, palos de billar rotos en las espaldas y puñetazos a mansalva para hacerle sentir feliz. Pero nada de esas cosas (tampoco la de lanzarse con un coche por un terraplén) tienen nada de erótico.
Por lo tanto, si das a tu pareja una dosis menos de dolor y un grado más de suspense, ella obedecerá más fácilmente y te tendrá un respeto más profundo. Ese respeto hará que vuestro juego de dominio y sumisión resulte más brillante y efectivo.
Misterio y expectación
Ahora que ya sabes que el suspense ha demostrado ser vital para el éxito de la creación de tu autoridad, puede ser que te preguntes cómo puedes utilizarlo o incluso cómo puedes hacerlo nacer.
Los dos elementos del suspense son el misterio y la expectación. Ambos, de la mano de una experta Ama, resultan eficaces trabajando en equipo.
El misterio se basa en la sorpresa. El sumiso se pregunta qué es lo que va a suceder a continuación y, dentro de sí, va alternando sus esperanzas y sus temores. Si prevé demasiado es porque ya reconoce demasiado lo que va a sucederle porque le ha sucedido ya en otras ocasiones. Algunas de esas acciones garantizarán una respuesta adecuada, pero su reiteración puede provocar a la larga que pierdan efectividad.
El placer de los cambios de estación simbolizaría de una manera bastante ilustrativa la mezcla de misterio y expectación de que venimos hablando y que es tan necesaria en los juegos de dominación y sumisión. La primavera siempre es la primavera, pero no hay dos primaveras iguales. Cada una es, en algo, diferente a la anterior. Aplicado al juego, esto quiere decir que hay tres o cuatro fantasías que siempre resultan interesantes, pero para que mantengan ese interés es necesario que varíen ligeramente de una vez a otra. Esa variación debe resultar fresca y excitante, pero no debe ser tan radical como para que el mensaje original de la acción que se ha modificado se pierda por el camino. Si se cae en la rutina de un guión en el cuál el crimen por el que se riñe al sumiso es siempre el mismo y el castigo se repite sin alteraciones en su representación, el sumiso comenzará a sentirse impaciente e insatisfecho. Habrá perdido el misterio y, como ya sabes, el misterio es básico en este juego.
Hay que fomentar el sentido del misterio para hacer las cosas un poco diferentes cada vez. Hay que crear nuevas sensaciones y variaciones sobre la misma fantasía. Si el sumiso no está seguro del todo de lo que va a suceder a continuación, tendrás, seguramente, una energía extra que irá muy bien al juego.
Crea misterio sobre lo que va a ser el castigo y, a continuación, en el último minuto, altera ligeramente el mismo en cuanto a la duración, los instrumentos a utilizar, la presencia o no de público o el estilo. Haz misteriosas promesas que creen expectativas y observa su reacción.
Fomenta en él el sentido de una previsión que puede cumplirse sólo en parte. Mide hasta qué punto desea ser castigado. Esto es complicado, sí; pero el hacerlo de una manera adecuada garantiza el éxito de la sesión. Es preciso dejar que él anhele el castigo, que lo espere. Pero ese tiempo de espera no puede ser demasiado largo. Si lo fuera, el sumiso podría sentirse aburrido o poco cuidado.
Es el trabajo con su mente el que conducirá a la catarsis.