Comportamientos fetichistas
Puede suceder. De repente se tienen dudas. Uno nota una atracción más intensa hacia determinadas partes de la anatomía femenina o hacia alguna de sus prendas de vestir y se pregunta, ¿soy fetichista? Antes de contestar a esa pregunta hay que plantearse varias cuesetiones. La primera de ellas es que el fetichismo no nace de la noche a la mañana. Según apuntan todos los expertos en el tema, los comportamientos fetichistas son comportamientos adquiridos habitualmente durante los años de la infancia y la adolescencia. Que se muestren o se hagan patentes después no quiere decir que ese comportamiento no haya permanecido, en estado larvario, durante mucho tiempo dentro de nosotros.
En segundo lugar, y antes de plantearte si eres o no fetichista, debes conocer un dato, y es que el comportamiento fetichista es más común en el hombre que en la mujer. Si eres hombre, tienes más probabilidades de ser y tener comportamientos fetichistas que si eres mujer. Así de sencillo. ¿El motivo? Quizás que el hombre ha tenido más acceso a contenidos pornográficos que hayan podido orientar su sensibilidad erótica hacia este tipo de comportamientos.
Para saber si eres o no fetichista debes pasar una especie de prueba del algodón que pasa, primeramente, porque reconozcas si durante un período superior a seis meses has experimentado fantasías o impulsos de carácter erótico que estén relacionados de alguna manera con algún tipo de objeto o con unas parte muy especial del cuerpo humano. El particularismo es una de las características más definitorias del comportamiento fetichista. Piensa que, por ejemplo, hay fetichistas que pueden llegar a sentir fascinación por el pie de las chicas con altos tacones pero no en cualquier momento, sino sólo y exclusivamente en aquél en que los pies de la chica pisa los pedales (embrague, freno o acelerador) de un vehículo. No rías, no. Las “gas pedal honeys” tienen su página web y su club de rendidos admiradores que se pirran por ver esas piernas con zapatos de tacón alto enmarcadas en un ambiente fetichistamente automovilístico.
Introversión y excitación
Otro aspecto que debes observar en ti mismo (debes ser implacable en eso y nada condescendiente en tu autocontemplación) es comprobar si las fantasías o impulsos que vienes observando en ti de un tiempo a esta parte te han generado algún tipo de problema a nivel familiar, social o laboral. Si es así, seguramente será debido a que empiezas a exigir inconscientemente la presencia de tu fetiche para sentirte a gusto y comunicativo con el resto de la humanidad.
Y es que la introversión y el retraimiento social son otras de las características que singularizan al fetichista. El fetichista es introvertido y, en ocasiones, una persona con débil autoestima a la que no gusta en exceso relacionarse con los demás. El fetiche es lo único que puede sacar de su burbuja emocional a un fetichista extremo.
Sin llegar a esos niveles, sí puede ser que tú (y ése deberá ser otro de los puntos que tú debas analizar de tu propio comportamiento) hayas empezado a comprobar cómo tu fetiche va tomando forma. Que hayas adquirido o estés adquiriendo un comportamiento fetichista será fácilmente comprobable si empiezas a sentir cómo el fetiche juega cada vez un papel más importante en tu excitación al tiempo que disminuye tu interés por los genitales de la pareja. Para todas aquellas personas que poseen algún tipo de comportamiento fetichista, la observación del fetiche o su manipulación adquieren un rol fundamental y prácticamente imprescindible en el desarrollo del acto sexual.
Esa excitación debida a la intervención del fetiche en el acto sexual se volverá indisoluble y exclusivamente atada a dicha intervención, sin que pueda ser conseguida de otro modo, en los casos del fetichista profundo. Llegados a este extremo, las personas o la pareja no tendrán importancia para el fetichista y éste sólo alcanzará el orgasmo mediante la combinación de masturbación y manipulación del fetiche.
Pero tú no eres ese tipo de fetichista. O no experimentas dicho comportamiento fetichista. Si fueras fetichista o tuvieras ese tipo de comportamiento fetichista, no tendrías ninguna duda sobre tu condición y no sería necesario que realizaras ningún tipo de introspección destinada a descubrir en ti un hipotético fetichismo. ¿O sí lo eres?