Alimentos y sexo
Hace unos meses dedicamos en esta sección un artículo al nyotaimori o sushi corporal, una práctica fetichista llegada de Oriente y que consiste en comer sushi que se ha colocado sobre el cuerpo desnudo de una persona. En aquel post hablábamos de cómo el nyotaimori formaba parte de una serie de fetichismos en los que erotismo y comida iban de la mano. Hablábamos en aquella ocasión y en aquel artículo del food play, es decir, de los juegos eróticos relacionados con la comida.
La lengua inglesa, siempre tan rápida a la hora de crear neologismos, ha creado un maravilloso vocablo, splosh (o sploshing), que hace referencia al uso de alimentos para tener mejor sexo. Esta palabra deriva directamente de una revista erótica británica, Splosh!. Con dicho título, dicha publicación intentaba recoger la onomatopeya inglesa que se utiliza para representar el sonido que hace una tarta al estamparse contra la cara de una persona. Al recoger dicha onomatopeya y convertirla en título, la publicación pretendía dar una pista clara sobre sus contenidos. Y es que Splosh!, nacida en 1989, recogía un gran número de contenidos referentes a esta práctica erótica que convierte a los alimentos en un maravilloso instrumento con el que regalar a nuestro cuerpo nuevas sensaciones. Mediante el splosh, el alimento se convierte en algo así como la ropa que viste al cuerpo, la pintura que lo embadurna, el aroma que lo perfuma.
¿Qué alimentos pueden ser utilizados en la práctica del sploshing? Mermeladas, helado, miel, salsas, huevos, leche, zumo, refrescos con gas, flan… Cualquiera de estos alimentos pueden servir para experimentar con texturas, temperaturas y sabores. No deberían utilizarse, en un principio, alimentos irritantes o picantes que pudieran, de alguna manera, dañar a la piel o causar algún tipo de infección. También hay que tener especial cuidado con aquellos alimentos con los que se quiera embadurnar el pene y, especialmente, la vagina.
Sploshing en internet
Internet ha servido para convertir el sploshing en una práctica cada vez más extendida. Páginas webs que convocan a adeptos y blogs especializados en el splosh convocan de manera ritual lo que se conoce como Sploshing Party’s, fiestas temáticas en las que las salsas, las mermeladas, los purés, etc. se convierten en el camino que lleva a muchas parejas a compartir una experiencia sexual única.
Esto, que puede parecer muy novedoso, en el fondo no lo es tanto. Ni mucho menos. Griegos y romanos lo practicaban. El sploshing aparece recogido también en el Kama Sutra. No ha nacido, pues, con internet. Y siempre puede ser, en un momento dado, una práctica que sirva para inyectar una nueva vitalidad a la vida sexual de la pareja. Después de todo, compaginar lo lúdico con lo erótico siempre ha dado muy buenos resultados.
Consejos para practicar sploshing
Si no se ha practicado nunca y se desea experimentar con las sensaciones derivadas del sploshing, lo mejor es escoger la propia casa para practicarlo. Estar en un ambiente conocido servirá para que la pareja se relaje. El sentirse cómodo es fundamental para disfrutar del sexo y de cualquiera de las prácticas que tengan que ver con él.
Al iniciar una práctica de sploshing hay que tener siempre en cuenta que tras ella habrá que limpiar lo que muy probablemente se habrá manchado durante la realización de la misma. Hay personas que, por ese motivo, escogen la ducha o la bañera para practicar splosh. Utilizar unas sábanas de plástico sobre la cama puede ser, también, una buena opción para aquellas parejas que quieran jugar con el chocolate, la mermelada, el puré, el helado, la miel, la nata o cualquier otro tipo de alimento con el que se quiera embadurnar el cuerpo de la pareja.
Dependiendo del tipo de alimento que se utilice al practicar el splosh así será la sensación obtenida de esta práctica fetichista que se incluye dentro de lo que, en el universo fetichista, se conoce como la categoría del wet and messy (es decir: húmeda y sucia). El helado servirá para experimentar con el frío. El chocolate desecho, para experimentar con el calor y, al mismo tiempo, disfrutar de un alimento afrodisíaco y estimulante. Sin duda, el chocolate es un clásico en todo tipo de juego en el que lo erótico y la alimentación se unen en búsqueda de un amplio abanico de sensaciones. La miel, por su parte, serviría para experimentar con el concepto de lo pegajoso mientras se disfruta de un sabor dulcemente natural. La nata o la crema pastelera podrían convertirse, en unas manos tiernas y experimentadas, en un magnífico complemento a la hora de realizar un sensual masaje erótico.