Samir Abady fotografía el BDSM
De manera ritual, el BDSM atrae de tanto en tanto la mirada de algún fotógrafo que, subyugado por alguna de sus prácticas, la convierte en temática habitual o puntual de sus trabajos. Eso, que ha sucedido en mayor o menor medida con fotógrafos como Nobuyoshi Araki, Hikari Kesho o Alec Dawson o ilustradores como Yoki Muku, que hizo del shibari el motivo central de muchas de sus ilustraciones, ha sucedido también con Samir Abady.
Nacido en el neoyorquino distrito de Queens e hijo de padres libaneses, Samir Abady se graduó hace sólo dos años (2014) en el International Center of Photography de Nueva York, especializándose en fotografía documental y fotoperiodismo. Abady ha realizado una crónica del mundo del BDSM y de las mujeres y hombres que disfrutan de las prácticas propias de ese modo de entender la sexualidad y su disfrute.
Las fotografías BDSM de Samir Abady no tienen un afán sensacionalista. Por el contrario, cada una de las imágenes de Samir Abady pretenden ir más allá de lo perceptible a simple vista. Las fotografías BDSM de Samir Abady intentan ahondar en los sentimientos de los hombres y mujeres que hacen del BDSM núcleo capital de sus vidas. Para ahondar en dichos sentimientos, sin embargo, resulta imprescindible que el fotógrafo consiga de sus modelos algo capital en la concepción y en la práctica del BDSM: la confianza.
Samir Abady ha comentado como, a fuerza de enseñar las fotografías que iba tomando, las modelos de sus fotos empezaban a “bajar la guardia” y a mostrarse tal y como eran en realidad, más allá del estereotipo de la dominatriz o la sumisa.
El papel de la dominatriz
Las mujeres retratadas por Samir Abady en esa espléndida colección de fotografías BDSM que es Kink son mujeres que trabajan de manera independiente, que se imponen sus propias reglas y que, por tanto, eligen sus propios horarios. Abady conoció a una y a partir de ahí fue conociendo a otras. Ese conocimiento de las diferentes dominatrices le sirvió para llegar a una conclusión respecto a la misión que la dominatriz cumple al escenificar junto a su sumiso o sumisa una práctica BDSM. Para Samir Abady, la dominatriz es una especie de moderadora entre los sumisos y sus fantasías, una persona especializada en construir un laberinto mental (un juego, en definitiva) que sirve para explorar los contornos más oscuros del cerebro humano.
En algunos momentos, esa exploración de los contornos más oscuros del cerebro tiene unas consecuencias casi terapéuticas. En este sentido, Samir Abady expone un ejemplo vivido por él al retratar a una de sus dominatrices a la hora de practicar una escena BDSM con uno de sus clientes. Este cliente acudía para que la dominatriz de turno lo momificara con cinta adhesiva. Para Abady, la tarea de la dominatriz tenía un objetivo claro: permitir que su cliente escapara dentro de sí mismo. Para Abady, aquella sesión BDSM tuvo mucho de sesión de terapia psicológica. ¿Por qué? El cliente tenía un defecto de nacimiento. Dicho defecto, localizado en la espalda, le impedía mover las piernas. La sesión de momificación permitía al cliente de aquella dominatriz retratada por Samir Abady alcanzar la paz mental necesaria para sobrellevar su desgracia.
Kink, esta fantástica colección de fotografías de Samir Abady sobre el BDSM, pretende ser una indagación en los miedos, las necesidades y los deseos de los seres humanos. Abady, más allá del secretismo del universo BDSM, quiere destacar sentimientos que raramente se asocian a él. Entre ellos podría figurar el de la ternura. También el de la amistad. En cualquier caso, siempre resultará interesante comprobar cómo las fotografías de Samir Abady sobre el BDSM sirven para despojar a éste de ese aire sofisticado y casi casi glamuroso al que en demasiadas ocasiones se asocia.