El descubrimiento de la inclinación
¿Has tenido alguna vez algún tipo de inclinación hacia alguna de las disciplinas del BDSM? ¿Te ha atraído alguna vez el sadomasoquismo, las nalgadas, las ataduras, el fetichismo o la dominación y sumisión? Si ha sido así, hazte esta pregunta: ¿cómo descubriste esa inclinación?, ¿qué fue lo que despertó en ti ese interés? ¿Fue una conversación? ¿Un libro? ¿Fue acaso una película? Sea cual sea la respuesta, debes saber que lo más probable es que hayas adquirido una imagen errónea o distorsionada de lo que en verdad es esta forma de vivir la sexualidad.
Las creaciones artísticas acostumbran a quedarse en la superficie de lo que es el BDSM o, en algunos casos, pueden dar una imagen directamente confundida. Cualquier experto o experta en BDSM te dirán, por ejemplo, que la imagen que de este tipo de prácticas se da en una película como Cincuenta sombras de Grey no tiene nada que ver con lo que es el BDSM. Si has leído alguna crítica realizada por alguien experto en BDSM habrás podido comprobar cómo se resalta el hecho de que en la relación entre Grey y Anastasia Steele no existe una práctica consensuada, sino una simple aceptación por parte de Anastasia de todo lo que propone Grey. Ésta sería sólo una muestra más de cómo la imagen que se transmite en muchas obras cinematográficas o literarias del BDSM es una imagen distorsionada.
Búsqueda de compañero
Tener esto presente es siempre importante, sobre todo cuando hay que buscar un compañero de juegos bien sea para una relación más o menos casual, bien para una permanente.
Si tu rol es el de ser Amo, si ésa es la inclinación que encuentras en ti, lo primero que debes adquirir es conciencia de tu responsabilidad. Ser Amo en una relación BDSM no es un juego, no es un simple divertimento. La integridad física y mental del sumiso dependerá de ti. Todo eso debe saberlo el sumiso y nadie mejor que tú para explicárselo. Tú le dirás lo que esperas de la relación y del juego en sí. Y deberás explicárselo con completa sinceridad y con la más completa y correcta información. Para obtener dicha información, nada mejor que documentarte todo lo que sea posible en bibliografía de referencia, en webs de calidad y, por supuesto, contar con la colaboración de alguien experto en las lides del BDSM.
Sólo cuando el candidato a sumiso haya comprendido lo que se espera de él podrá decidir si da el paso de participar en una relación de dominio y sumisión contigo o no. Si, por el contrario, los instintos que palpitan en tu interior son instintos de sumisión, el mejor consejo que podemos darte es que controles tus ganas de debutar en los juegos propios del BDSM. Aceptar al primer Amo que se te presente puede conducirte a una experiencia que, lejos de ser placentera, resulte desagradable. Infórmate sobre esa persona que, en vuestra relación, adquirirá el papel dominante. Puede ser una buena manera de evitar encontrarte sorpresas indeseadas.
Una vez se haya decidido compartir un juego de estas características, Amo y sumiso deberéis iniciar vuestra negociación de lo que haréis o no haréis una vez que se haya iniciado el juego y, con él, vuestra relación.
Establecer una lista de juegos posibles y señalar cada uno aquél que se desee practicar es una buena manera de ir acercando posiciones y de buscar un listado de aficiones o anhelos compartidos. Es en esta fase cuando deben quedar señalados los límites del juego y de la relación sabiendo que, una vez iniciada, cualquiera de las partes puede ponerle fin.
El proceso completo de establecimiento de una relación entre Amo y sumiso consta en el BDSM tradicional de tres fases, cada una de ellas simbolizadas por un collar distinto. En la última, el Amo acepta de forma definitiva al sumiso.
La finalización de una sesión de dominio y sumisión puede suceder porque se haya traspasado un límite que no se debería haber traspasado o porque el capricho de cualquiera de las partes puede hacer que sea así. Eso sí: si se da este caso, es decir, si la interrupción del juego se produce por capricho, hay que asumir que la relación en sí se pone gravemente en peligro. Y una buena relación entre Amo y sumiso, una relación de la que se puede obtener tanto placer y tanta dicha, no es para ponerla en riesgo a las primeras de cambio. Más vale invertir tiempo en el diálogo previo y en el mutuo conocimiento antes de dar el paso de participar en un juego que pueda romperse con excesiva facilidad dejando un fondo de malestar o de resquemor en Amo o en sumiso.