Un riesgo siempre presente
Los juegos con fuego o con instrumentos que puedan quemar entrañan sus riesgos. Las antorchas, las varitas violetas o la cera derretida son, entre otros, algunos de los instrumentos o medios que, en el universo BDSM, pueden causar algún tipo de quemadura.
Extremar las medidas de precaución cuando se emplea cualquiera de ellos en el desarrollo de una escena BDSM es fundamental para evitar cualquier tipo de accidente o quemadura, pero la pasión puede en ocasiones más que la prevención y es inevitable que, en alguna ocasión, pueda producirse algún tipo de accidente. Saber reaccionar ante ellos es fundamental, y todo practicante de BDSM debe estar preparado para solventar cualquier situación que se presente. Una de ellas son las quemaduras. Tratarlas convenientemente para su curación es algo que quien practica BDSM debe saber o sobre lo que, al menos, debe tener unas ciertas nociones.
En primer lugar hay que saber que las quemaduras pueden ser de tres grados diferentes según sea su gravedad e intensidad. Las de segundo y tercer grado deberían ser tratadas por un médico. Eso no impide que, a modo de recurso de primeros auxilios, te comentemos cómo puedes proceder con ellas hasta que sean vistas por una profesional de la medicina.
Quemaduras de primer grado
La quemadura de primer grado es una quemadura que está limitada a la zona de la epidermis. Quien la padece tiene una sensación de calor y dolor leve. Esta quemadura presenta un aspecto enrojecido y húmedo y en ella no hay ampollas o zonas carbonizadas. Son quemaduras relativamente sencillas de curar (se curan en un período de tiempo de entre tres y siete días) y no acostumbran a dejar cicatriz.
Para aliviar las quemaduras de primer grado nada mejor que un paño frío, un poco de aloe y gel de lidocaína y una venda estéril para evitar que la quemadura esté en contacto con el aire. Es importante que la sangre fluya hacia la zona quemada para acelerar su curación. Por eso es contraproducente aplicar hielo. También lo es aplicar ungüentos grasos que puedan hacer que el calor se concentre precisamente en la zona quemada. La vaselina, la mantequilla o el aceite no serían, nunca, productos adecuados para aplicar a la zona quemada. Sí puede ser útil tomar ibuprofeno para aliviar el dolor.
Quemaduras de segundo grado
La quemadura de segundo grado, al igual que la de primer grado, tiene un aspecto rojo y húmedo. La diferencia con aquélla es que ésta sí presenta supuración. Las quemaduras de segundo grado supuran en mayor o menor medida. Se curan en un plazo de tiempo que oscila entre los 10 y los 20 días y acostumbran a dejar señal en la piel. Ésta cambia de color, adquiriendo, en caso de ser una quemadura profunda, un color entre perla y marfil.
Para tratar este tipo de quemadura hay que enjuagar el área quemada, lavar suavemente la zona con agua y jabón, volver a enjuagar y, a continuación, aplicar algún tipo de antiséptico pulverizado. Cubriéndola con una gasa seca y estéril bastaría para realizar una primera cura antes de ponerla en manos de un profesional de la medicina.
Quemaduras de tercer grado
Éstas son las quemaduras más graves. Las quemaduras de tercer grado destruyen todas las capas de dermis y epidermis. La zona afectada por una quemadura de este tipo alcanza al tejido subcutáneo (tejido graso). El aspecto de una quemadura así es el de una piel carbonizada que parece hundirse respecto al tejido que la rodea.
Una quemadura de este tipo no presenta ampollas y su color puede variar entre el rojo brillante, el blanco de la cera y un tono moreno que, añadido a las características anteriores, la hace fácilmente reconocible. La hinchazón que produce una quemadura de tercer grado puede resultar, además, muy importante.
¿Quiere esto decir que estas quemaduras son especialmente dolorosas? No. El grado de la quemadura es tal que se han destruido las terminales nerviosas. Eso sí: acostumbran a estar rodeadas de zonas con quemaduras de segundo grado. Y ésas sí duelen.
A estas quemaduras puede aplicarse el mismo tratamiento que a las de segundo grado pero tanto en unas como en otras es, como ya te hemos indicado anteriormente, absolutamente imprescindible acudir a un centro médico. Una cura mal realizada puede implicar una peligrosa y dolorosa infección.
En cualquier caso, este tipo de quemaduras no deberían producirse en una sesión BDSM. Cuando hay que actuar sobre algún tipo de fuego que, permaneciendo en una zona del cuerpo del sumiso, se cree que puede dañarle, lo mejor es recurrir a una toalla empapada. Esta toalla nunca debe faltar en una escena BDSM en la que se juegue con fuego y, además que para sofocar el fuego, debe servir también para prevenir las ampollas que puedan surgir en la zona.