The Mineshaft
Si el nombre de The Mineshaft es en gran medida un nombre mítico dentro del universo del sadomasoquismo es gracias a la obra de quien se convirtió en uno de los más afamados y controvertidos fotógrafos de la historia: el norteamericano Robert Mapplethorpe.
The Mineshaft fue un exclusivo club de sexo y punto de encuentro de gays amantes del BDSM ubicado en el número 835 de Washington Street, a tiro de piedra del río Hudson, en el neoyorquino barrio de Greenwich Village. The Mineshaft, ubicado primeramente en la segunda planta de dicho edificio, se expandió finalmente en la primera planta. Entre esas dos plantas, en el The Mineshaft podía encontrarse la parte de atrás de un camión, mazmorras, una habitación en la que podían contemplarse bañeras iluminadas que eran utilizadas para orinar y hasta una sala de scat. Esta sala no tardó en ser clausurada pues las actividades que se realizaban en su interior (todas ellas relacionadas con la coprofilia) eran demasiado extremas.
En The Mineshaft, que estaba decorado con imágenes y carteles realizados por el artista erótico gay Rex, también se podían encontrar paredes destinadas a la práctica de lo que se conoce como “glory hole”, es decir, unas prácticas sexuales en las que un hombre, al que no se le puede ver, introduce su pene por un agujero en la pared para que, desde el otro lado, alguien pueda masturbarle y, preferentemente, practicarle una felación.
El The Mineshaft estuvo abierto durante poco más de nueve años. Abrió sus puertas el 8 de octubre de 1976 y fue cerrado por el Departamento de Salud de New York City el 7 de noviembre de 1985. Esos nueve años le bastaron para convertirse en un lugar mítico. En gran parte, esa fama le vino del impacto que causaron las fotografías BDSM realizadas por Robert Mapplethorpe en su interior.
X Portfoli
Las fotografías de Robert Mapplethorpe realizadas en The Mineshaft formaron parte de uno de los trabajos más impactantes del fotógrafo neoyorquino, X Portfoli. En dicho trabajo, Mapplethorpe recogió imágenes que han sido en más de una vez tachadas de brutales y en las que se recogían escenas de “fisting” (penetración anal con el puño), de prácticas CBT (tortura de los órganos genitales), mutilaciones corporales, sexo anal con crucifijos, hombres metiéndose el dedo meñique por la uretra e, incluso, prácticas coprofágicas.
Robert Mapplethorpe desafiaba en todas sus imágenes. Buscaba provocar. Epatar. Muchas de esas imágenes provocativas y epatantes guardaban relación directa con el universo BDSM. Una simple muestra de ese tipo de trabajo provocador sería su autorretrato Self Portrait, 1978. En dicho retrato, Robert Mapplethorpe, mirando fijamente a la cámara, viste un pantalón de cuero abierto por detrás y se inserta en el ano el mando de un látigo.
Robert Mapplethorpe dio al binomio de siglas S&M un nuevo significado. Si para todo el mundo dichas siglas servían para identificar al sadomasoquismo, para Mapplethorpe servían para referirse a la combinación de “sexo y magia”. Y es que para Mapplethorpe el sexo era algo sagrado. “Si lo canalizas bien”, decía, “encuentras más energía en el sexo que en el arte”. Para retratarlo, el fotógrafo neoyorquino retrataba las fantasías más hard sirviéndose de tratamientos fotográficos marcadamente clásicos.
El extremado e impecable formalismo de Robert Mapplethorpe (el fotógrafo estaba obsesionado con la simetría) y su exquisita y depurada técnica cinematográfica sirvieron para canonizar el sexo más duro, para sublimarlo y para marcar un antes y un después en la historia del tratamiento iconográfico del sexo en general y del sexo sadomasoquista en particular.
Mapplethorpe no mostraba un BDSM heterosexual al uso. En las fotografías de Mapplethorpe no encontraremos mujeres sumisas atadas con cuerdas sobre un fondo más o menos elegante. Mapplethorpe no es Araki ni el italiano Hiraki Kesho. Su BDSM es un BDSM en el que se muestran hombres sumisos y descontextualizados. En algunos casos, incluso, esos hombres no son retratados al completo. En las fotografías de Robert Mapplethorpe puede suceder tranquilamente que partes del cuerpo de los modelos fotografiados queden cortadas, fuera del marco de la fotografía.
Por el loft del 24 de Bond Street (en esa dirección es donde Robert Mapplethorpe tenía su estudio) pasaban un sinfín de hombres que disfrutaban de todas las prácticas sexuales BDSM imaginables. Podía ser con la práctica del fisting, pero también con el uso de catéteres, enemas, jeringuillas, agujas, esposas, sogas, látigos… Todo ello encuentra reflejo en la obra fotográfica de Mapplethorpe.
Buscando más allá de lo obsceno
Siendo en cierto modo obscena, la obra de Mapplethorpe no es sólo una búsqueda de la obscenidad provocativa y epatante. Si se contempla en conjunto la obra de Robert Mapplethorpe, la obscenidad carece de importancia en ella. Lo que es verdaderamente importante en la obra de Mapplethorpe es la incesante búsqueda esteticista que caracteriza al fotógrafo.
Esa búsqueda constante convirtió a Robert Mapplethorpe en un visionario. Con su obra fotográfica, el artista neoyorquino estableció algunos de los cánones que hoy en día determinan los contenidos y el rumbo de la fotografía. Los selfies de hoy en día… ¿no pueden considerarse en cierto modo herederos de lo que Mapplethorpe realizaba con sus polaroids. Incluso las fotografías que hoy se realizan de flores… ¿no son herederas de los bodegones minimalistas que Mapplethorpe realizaba al fotografiar calas, rosas, azucenas y otras flores diversas?
Las fotografías de Mapplethorpe han seguido epatando y provocando aún después de que Mapplethorpe muriera con 42 años, a consecuencia del sida, el 9 de marzo de 1989. De entre todos los escándalos provocados por la obra fotográfica sadomasoquista de Robert Mapplethorpe citaremos sólo dos casos en los que la obra de Mapplethorpe y el propio fotógrafo fueron duramente criticados. En el primer caso al que nos vamos a referir fue el propio Presidente de los Estados Unidos George Bush senior quien, a raíz de unas protestas contra la exhibición pública de algunas fotografías de Mapplethorpe en una galería de Cincinatti, declaró haberse sentido “profundamente ofendido” por haber contemplado lo que él consideraba “basuras subvencionadas con dinero público”.
No mejor opinión mereció la obra del fotógrafo nacido en Floral Park, Queens, el 4 de noviembre de 1946 para el tradicionalista Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella. Esta asociación cultural protestó tras una exposición de la obra de Robert Mapplethorpe en Gijón. El Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella llegó a solicitar la excomunión de los responsables del museo gijonés en el que se realizó la exposición, acusó al PSOE de “propagar aberraciones y hacerlas padecer por normales” e hizo pública una nota en la que se decía que “Mapplethorpe era un invertido cuya obra expone impúdicamente sus vicios y depravaciones” y en la que se tildaba la obra del fotógrafo neoyorquino de “propaganda de lo antinatural”.
Nosotros, lejos de criticar la inolvidable obra de Robert Mapplethorpe, queremos aplaudir su valentía artística y su libérrima forma de vivir. Recogemos aquí algunas de sus fotografías BDSM para que puedas valorar la importancia de la obra de este grandioso e inmortal fotógrafo estadounidense.