Juguetes sexuales de vidrio
Otra manera de hacer participar a la temperatura en los juegos eróticos es servirse de los juguetes sexuales de vidrio. Estos están hechos comúnmente con un tipo de cristal que es capaz de mantener tanto el frío como el calor, son hipo-alergénicos y muy higiénicos, puesto que pueden limpiarse y esterilizarse de manera muy sencilla. En el mercado pueden encontrarse juguetes de vidrio con gran variedad de formas, tamaños y colores y son, por decirlo de algún modo, las estrellas del mercado de juguetes eróticos. De hecho, muchos de estos juguetes se asemejan a artísticos trozos de cristal veneciano más que a un juguete sexual propiamente dicho. Si te sorprenden con alguno de esos juguetes, ya sabes, no digas que es un tapón anal que compraste on-line; di que se trata, mejor, de una figurita de vidrio soplado con forma de serpiente que compraste en un palazzo veneciano.
Los tubos de vidrio, consoladores de cristal y sondas están, en muchos casos, diseñados para estimular el punto G de las mujeres y la próstata en los hombres, y están ampliamente disponibles en el mercado. Los jugadores experimentados de BDSM deberíais tener dos: uno destinado a la experimentación con calor y el otro, a la experimentación con frío.
Disfrutando de la temperatura en el BDSM
Para disfrutar a lo grande con la temperatura, el socio sumiso debe estar inmovilizados, preferiblemente en la posición de decúbito supino, y con los ojos vendados. Uno de esos sistemas de retención a la cama sería lo ideal para jugar y experimentar con los cambios de temperatura, ya que permite a la parte dominante tener a la sumisa en una posición de águila, con las piernas abiertas, lo que permite un acceso sencillo a los genitales al tiempo que proporciona una gran superficie de piel y carne para estimular. Quizás éste sea uno de los juegos BDSM en el que la coerción es mayor, pues la parte sumisa experimenta aquí y al máximo el sentido de impotencia expectativa.
Luego, el dominante debe calentar uno de los juguetes de cristal, ya sea bajo un chorro de agua caliente o en el horno de microondas, y enfriar el otro, ya sea en agua fría o en el refrigerador. El dominante debe estimular al sumiso alternando el calor y el frío sobre los pezones antes de dirigirse a los genitales para poner en práctica la misma alternancia de temperaturas. El macho dominante puede, por ejemplo, dar vueltas con una varilla de vidrio caliente alrededor del clítoris para, a continuación, hacer lo mismo en la misma zona pero con una varilla fría. También puede utilizar el calor extremo con la varilla de cristal para estimular el clítoris mientras penetra la vagina con la varita fría y al revés, revirtiendo las temperaturas y multiplicando placenteramente las sensaciones de la zona genital.
Una hembra dominante puede realizar un lento y cálido viaje con su varita de cristal caliente a lo largo del tallo del pene mientras con la varita fría estimula el glande, o al revés. También puede realizar la misma alternancia de estimulación y temperatura en el escroto. Con algún lubricante puede conseguir que las varitas se deslicen de manera más suave y sugerente alrededor de los genitales.
Es cierto que los juguetes de cristal pueden resultar tan exquisitos como caros, pero debemos decirte que la experiencia y las sensaciones que se viven gracias a la intervención de estos juguetes eróticos hacen que valga la pena la inversión. Aunque siempre existe la posibilidad de experimentar con joyas baratas o, por ejemplo, con collares de bisutería con grandes bolas de cristal. Debes conseguir dos, uno destinado al calor y otro al frío. Piensa que no es recomendable utilizar el mismo collar para ambas temperaturas. Si el vidrio no posee la calidad requerida, el cambio de temperatura puede quebrarlo, y eso siempre puede suponer un riesgo severo para vuestros genitales. Una vez que los collares alcanzan su temperatura óptima, el socio dominante debe aplicar algún lubricante a los genitales del socio sumiso para, a continuación, arrastrar uno de los cordones por ellos. Alternar calor y frío es siempre clave en esta forma de estimulación que se complementa muy bien con algún tipo de cariñosa y suave tortura.