Un chute de adrenalina
Dolor, estrés, miedo, humillación… todos estos factores que intervienen en los juegos de dominación implican una reacción hormonal. Las hormonas se aceleran durante la práctica de los juegos de dominación y se aceleran tanto en la parte dominante como en la parte sumisa.
El uso inteligente del dolor en las prácticas BDSM provoca un significativo incremento en la producción de adrenalina. El primer efecto que produce ese incremento de la adrenalina es la creación de un estado mental en el que se entremezclan la alerta y la vigilancia. El estrés, la incertidumbre, el peligro, el dolor… todas estas sensaciones provocan ese incremento de la producción de esa hormona que llamamos adrenalina y que, de hecho, son dos hormonas distintas, la adrenalina en sí (o epinefrina) y la noradrenalina (o norepinefrina). La excitación sexual es otro de los motivos que pueden provocar la aceleración en la producción corporal de adrenalina.
La epinefrina y la norepinefrina se producen en la glándula adrenal, que está ubicada en la médula. Secretadas por terminaciones nerviosas, estas hormonas desempeñan una función principalmente neurotransmisora. Es decir: permiten que las señales que van tanto de las diversas partes del cuerpo hasta el cerebro como de éste hacia aquéllas lo hagan a una velocidad lo más alta posible.
Las funciones desempeñadas por la adrenalina y la noradrenalina son complementarias. Los estudios realizados sobre ellas, sin embargo, apuntan a que la adrenalina actúa en la actividad cerebral, coronaria y en la activación del metabolismo. La noradrenalina, por su parte, tiene una función vasoconstrictora. Es decir: influye directamente en la presión arterial.
La respuesta directa que nuestro cuerpo da a cualquier tipo de señal en la práctica BDSM es la producción de adrenalina. Con esa producción de esta hormona, el cuerpo se prepara para articular una respuesta física. Al generarse adrenalina, el sistema sensorial entra en estado de alerta. Al mismo tiempo, el metabolismo se acelera para filtrar el azúcar que tiene como principal función, dentro de nuestro organismo, la de convertirse en energía muscular. Para que esa energía que los músculos necesitan para reaccionar y trabajar llegue más rápidamente a éstos, se incrementa el ritmo cardíaco y, con él, la actividad vascular.
Corresponderá después al cerebro analizar la señal y determinar si hay motivo para la alarma o no. Si no la hay, la producción de adrenalina se ralentizará y los niveles de la misma volverán a su escala normal.
El papel de las endorfinas
Así como la adrenalina es una hormona bastante estudiada, el conocimiento de las endorfinas es bastante reciente y, por tanto, no todo lo profundo que se quisiera. Sí se sabe, sin embargo, que parecen desempeñar un importante papel en los juegos de dominación erótica.
Descubiertas a mediados de los años setenta, ese grupo de péptidos que son las endorfinas han servido a los investigadores para conocer un poco mejor cómo funcionan y se coordinan los diferentes sistemas dentro del cuerpo humano. Al parecer, las endorfinas son las responsables principales de la actuación coordinada de los sistemas inmunológicos y endocrinos.
El mundo de la ciencia tuvo la primera intuición de la existencia de las endorfinas en 1973. Ese año, en una universidad de Escocia se identificó una “sustancia X” que cumplía, aproximadamente, las mismas funciones que cumple la morfina. Dos años después, en Virginia, Airlie House decidió llamar a las sustancias opiáceas que fabrica el mismo cerebro “endorphines”. Los estudios científicos se orientaron a investigar hasta qué punto dichas sustancias intervenían en el control del dolor.
Las investigaciones sobre las endorfinas fueron descubriendo nuevas funciones y cómo, en distintas circunstancias y a partir de diferentes impulsos que procedan tanto del exterior como del mismo cerebro, éste produce cocktails de endorfinas. Eso seguramente es lo que sucede en las prácticas de dominación en particular y en las prácticas BDSM en general: que se combinan impulsos físicos y mentales para originar ese cocktail de endorfinas que hacen soportable y, al mismo tiempo excitante, ciertas prácticas.
Las endorfinas tienen efectos analgésicos, modulan el dolor, actúan sobre el sistema neuro-endocrino y sobre la motivación.
Las últimas investigaciones apuntan a que la producción de adrenalina incide directamente en la producción de endorfinas. Aquí radicaría la explicación del porqué de la intensidad de los orgasmos en las prácticas BDSM.
Las investigaciones de Brad Sagarin
Una de las personas que más se han dedicado a estudiar los efectos que el BDSM puede tener sobres los procesos hormonales y sobre la psicología de la persona es el Dr. Brad Sagarin, profesor de Psicología de la Universidad del Norte de Illinois. Él es el autor de Hormonal changes and couple bonding in consensual sadomasochistic activity.
A partir de los estudios de los comportamientos de un grupo de sumisos, el equipo de Sagarin descubrió cómo los sumisos pueden, gracias a la práctica de dominación y sumisión, sentirse relajados. En una práctica BDSM, el sumiso puede dejarse llevar mentalmente.
Brad Sagarin comprobó, además, cómo sumisos y Dominantes registran un bajo nivel de cortisol tras la práctica BDSM. El cortisol es una hormona producida por la glándula suprarrenal a la que se conoce como “hormona del estrés”. La práctica BDSM, pues, haría rebajar el estrés, algo que, lógicamente, puede resultar muy beneficioso para la salud.