Limpio de heces
Encontrar el recto y el colon limpios antes de que comience el juego es una de las prerrogativas que exige el fisting anal. Esa limpieza e higiene del recto reducirá el riesgo de que pueda producirse algún tipo de infección tras realizar una práctica de sexo extremo como es el fisting anal. Para que la higiene anal sea correcta, la preparación para una escena de fisting anal debería comenzar aproximadamente 48 horas antes del momento de inicio de la misma.
El paso número uno de dicha preparación es hacer una dieta de alimentos blandos o líquidos que tengan una metabolización rápida. Entre seis y ocho horas antes de la práctica sería conveniente, igualmente, realizar una serie de enemas que permitan eliminar cualquier tipo de obstrucción intestinal. Para realizar estos enemas debe utilizarse agua tibia o que se encuentre lo más cerca posible de la temperatura corporal. Se desestima el uso de agua fría (por debajo de los 30ºC) porque puede producir cólicos y calambres. También se desestima el uso de agua que esté por encima de los 45ºC. El escaldamiento del área rectal no es algo que resulte demasiado atractivo a la hora de realizar la limpieza del recto.
Hay personas que desestiman el uso de los enemas porque pueden llegar a cansarse de llenar y vaciar las peras destinadas a tal fin. Estas personas suelen optar por utilizar un tubo de inyección de ducha o una manguera instalada en la ducha. Estas mangueras o tubos de inyección deberían ser de uso personal e intransferible. En caso de compartir una de estas mangueras a la hora de realizar la preceptiva higiene anal, la manguera debería lavarse, tras cada uso, con una solución de lejía al 10%. Sin embargo, si se opta por esta opción de limpieza rectal hay que tener presente algo muy importante: quizás dicho método de higiene anal no baste para eliminar la posibilidad de contraer o contagiar la hepatitis B o C. No hace falta decir que en ningún caso debe utilizarse la manguera de un club. Hacerlo es la manera más rápida y sencilla de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Si no encuentras en tu casa, resígnate a comprar una bolsa de enema en una farmacia local y a ir llenándola y vaciándola varias veces.
Es importante tener presente la inconveniencia de usar jabón líquido con el agua. El jabón, como detergente que es, puede eliminar del recto algunas mucosas o secreciones corporales que pueden resultar necesarias para mantener una buena salud de la zona rectal.
El tiempo que tarda en realizarse una correcta limpieza de recto y colon varía mucho de una persona a otra. La dieta y la propia anatomía (así como el control que se tiene sobre ella) son factores importantes. Hay personas que tienen la suerte de eliminar el agua muy rápidamente. Otras, sin embargo, necesitan un tiempo un poco mayor para eliminar esa agua del enema o de la ducha anal. Deshacerse de toda el agua es tan importante como deshacerse de todas las heces. Hay que asegurarse de que no queda agua retenida en alguna parte del colon. No estaría bien ni resultaría demasiado agradable chorrear la cara de la pareja nada más empezar el juego con una catarata de agua sucia.
A la hora de realizar los enemas hay que tomárselo con calma. Hay que asignar una cantidad de tiempo suficiente como para sentirse convenientemente preparado. Las duchas anales rápidas y el uso de enemas de una manera rápida pueden ocasionar que las nalgas no se relajen convenientemente. Esto dificultaría, lógicamente, la práctica del fisting anal. Y todos podemos presuponer que uno de los requisitos que el fisting anal impone es el de la máxima relajación muscular de la zona. Si esa relajación no se produce, la práctica puede resultar dolorosa (lo que en caso alguno debe suceder, pues el fisting anal, pese a ser una práctica sexualmente extrema, debe ocasionar placer y, en caso alguno, dolor) o, directamente, inviable.
Razones para la limpieza rectal
La higiene del recto, más allá de por la conveniencia profiláctica de reducir en la mayor medida posible la aparición de infecciones, es necesaria, también, por tres razones distintas. La primera de ellas es fácilmente comprensible. Que a una persona le guste jugar y disfrutar con el ano de otra no quiere decir que le guste disfrutar del contacto o la visión de las heces de dicha persona. Las personas a las que les gustan las prácticas escatológicas tienen su propio conjunto de técnicas, sus costumbres y sus específicas precauciones de seguridad.
La segunda razón que hace recomendable y preceptiva la ducha anal en particular o la higiene del recto en general previa a la práctica del fisting anal es una razón fisiológica. Un intestino con algo de contenido en su interior puede provocar contracciones que hagan más dolorosa la penetración.
La tercera razón es, también, una razón que tiene que ver con la salud rectal. No es conveniente, en modo alguno, que las heces con una textura arenosa froten el delicado revestimiento del recto y de la parte inferior del intestino.
Ese delicado revestimiento del recto es algo que hay que tener siempre muy presente a la hora de practicar el fisting anal. Una punción puede tener consecuencias nada agradables en términos de infección o sangrado. Eso lo debe tener la parte pasiva del juego y, en especial, la parte activa. Es importante que ésta, también, se haya preparado mental y físicamente antes de realizar la práctica. Un buen estado de ánimo es importante para afrontar una práctica sexual extrema como ésta. La tensión acumulada o las iras no canalizadas no son buenas compañeras de trayecto cuando vamos a practicar el fisting anal. Tampoco unas uñas mal cuidadas. Las uñas de la parte activa debe estar perfectamente recortadas. El uso de guantes de látex para realizar la práctica no exime de ésta condición. Los guantes, a veces, se rompen, y cualquier abrasión en esa zona tan delicada puede ocasionar un problema.
Tomadas las prevenciones indicadas, ya puedes prepararte para, junto a tu pareja, disfrutar del fisting anal, una práctica sexual que, a buen seguro, aumentará de una manera importante vuestro grado de intimidad y vuestra compenetración sexual.