De entre los fetichismos que empiezan a hacerse más extendidos encontramos tres de los que vamos a hablar. El fetichismo centrado en mujeres gigantes, el orientado hacia personas que padecen enanismo y el que encauza sus ansias en la inflamación de alguna parte del cuerpo, son esos tres fetichismos.
El fetichismo hacia las gigantes
Cuando hablamos del fetichismo hacia las gigantes no estamos hablando del fetichismo hacia la mujer un poco alta y corpulenta, no. Estamos hablando de verdaderas gigantes. De mujeres inmensas y desproporcionadas. Para el fetichista de ese tipo de mujer, la mujer es entendida como una persona sexualmente abusiva, con impulsos bestiales y mal carácter. Una mujer que puede comerte no sólo con la boca, sino también con su vagina o su ano. El hombre empequeñecido ante la inmensidad casi bestial de su pareja: ésa es la imagen que este fetichismo quiere resaltar.
Aquí interviene la imaginación del aplastamiento, de la falta de oxígeno bajo la corpulencia de la socia de cama, del hombre que casi se asfixia bajo el poderío corporal de una hembra que se sienta sobre su rostro poniendo al alcance de la boca de ese hombre empequeñecido su coño y su culo.
Fetichismo del enanismo
Como todo fetichista, el fetichista del enanismo no sólo disfruta haciéndoselo con un enano o enana. Al fetichista del enanismo le pone ver vídeos o revistas porno de enanos participando en encuentros sexuales. Hay mucho material en el mercado, por lo que, si tu fetiche es éste, estás de suerte. No te costará encontrar algo que satisfaga tus gustos.
Fetichismo de la inflamación
También para la inflamación de una parte determinada del cuerpo hay un fetichismo. Esa inflamación se acostumbra a producir de manera artificial, por inyección de alguna sustancia o, generalmente, por bombeo o por el uso de tubos de vacío.
Los tubos de vacío o hidro-bombas pueden comprarse en tiendas y puntos de venta de productos BDSM. También las puedes conseguir on-line. Existen bombas para el pene, para los pezones o para el clítoris. Estas bombas crean un vacío de aire alrededor de la zona que se desea inflamar, lo que hace que la sangre bombee hacia esa zona, inflamándola.
Esto, lógicamente, debe hacerse siempre lentamente. Si se hace sin cuidado, aceleradamente y durante demasiado tiempo, puede romperse algún pequeño capilar sanguíneo, originándose así un moratón. En casos extremos puede afectarse al nervio. Nunca se debe bombear más de diez minutos. Exceder ese tiempo supone adentrarse en territorio peligroso.
La inflación de bombeo es algo temporal. No creas a las empresas que prometen un alargamiento del pene definitivo. Eso sólo puede conseguirse con cirugía. Hay técnicas agresivas que pueden producir un daño permanente en el nervio y que pueden llevarte a sufrir algún tipo de disfunción eréctil. Nuestra pregunta es: si ya funcionas bien con lo que tienes, ¿para qué arriesgarte a sufrir una lesión permanente por unos centímetros más? Una bomba de pene te permitirá tener una polla más grande durante sólo unos minutos. Y durante esos minutos tendrás, también, más sensibilidad en tu pene. Aprovecha esos minutos para gozarlos y olvídate de experimentos o riesgos inútiles para que aumente el tamaño de tu masculinidad.
Una inyección con una solución salina en algunas partes del cuerpo puede aumentar el tamaño de esas partes temporalmente. El cuerpo, poco a poco, irá absorbiendo esa solución. No intentes hacer esto en casa a menos que sepas lo que haces y tampoco dejes que alguien que no sea un profesional capacitado para ello lo haga contigo. Todas las prevenciones son pocas cuando hablamos de inyectar algo, máximo si el inyectable debe inyectarse, valga la redundancia, en el torrente sanguíneo. ¿Has oído hablar del efecto letal que puede tener una burbuja de aire inyectada en las venas?
Otro tipo de fetichista de la inflación es aquel que busca una traje de presión o algunas prendas que, una vez puestas, pueden inflarse. Al hacerlo, presionan en determinadas partes del cuerpo. Si estas partes son los genitales, la excitación del fetichista puede ser muy elocuente. Como elocuentes son los efectos que producen distintos dispositivos que, una vez introducidos en boca, ano o vagina, se inflan a capricho del consumidor, produciendo así en éste una sensación de saciedad, estiramiento y estimulación erótica muy evidente.