Jaulas de castidad
Restringir el pene. Ésta es una de las tareas que acostumbran a formar parte del juego BDSM. Desde el uso de correas y anillos para el pene hasta las jaulas de castidad o jaulas de pene, son varias las posibilidades e instrumentos de los que una mujer dominante puede servirse para potenciar y explicitar su dominación sobre un hombre sumiso.
En algunos casos, estos instrumentos impiden el hecho mismo de la erección. En otros, el dispositivo la permite y, además, posibilita que la mujer dominante tenga un control total sobre las sensaciones de su esclavo. En este caso, ese control puede llegar al extremo de que la mujer pueda, a su antojo, fomentar y buscar, mediante una determinada vibración y un determinado uso del aparato en cuestión, provocar el orgasmo masculino.
Estos dispositivos de castidad masculina deben ser usados por las dóminas, sea cual sea su especialidad. Controlando el pene del hombre, la dominatrix controla no sólo la satisfacción sexual del hombre. Controla también sus pensamientos, sus acciones, sus fantasías y sus emociones. El hecho de que su miembro sea dominado hace al hombre más sumiso y obediente. Mansedumbre, obediencia y humildad son palabras que le cuadran bien al hombre que siente cómo su pene y las reacciones del mismo son dominados o controladas completamente por el Ama.
No hay que entender, sin embargo, los dispositivos de castidad como una panacea. Una jaula de pene puede servir a una Dómina para hacer más clara su autoridad sobre el sumiso, pero dicha autoridad debe brotar de otras fuentes y debe mantenerse aunque el dispositivo de castidad masculino sea retirado. De hecho, la mayor parte de estos dispositivos de castidad están diseñados para ser usados durante un tiempo que no debería de exceder de una hora, especialmente cuando el sumiso está bien dotado.
En su mayor parte estas jaulas para pene están constituidas por dos partes. Una de ellas es un anillo que abarca pene y testículos. La otra, un tubo o jaula en la que se introduce el pene en estado de flacidez. Si es un tubo, ese tubo acostumbra a estar perforado. Dicha perforación permite que puedan fluir los líquidos asociados al juego genital. La forma del tubo o jaula acostumbra a ser levemente curvado para dificultar la erección. En algunos casos, y para potenciar el efecto visual e impedir que el dispositivo pueda ser retirado, éste viene acompañado de un candado.
Teniendo en cuenta la delicadeza de la zona que se está manipulando, resulta absolutamente imprescindible el extremar las medidas de seguridad para evitar cualquier sobresalto. La jaula de castidad, así como el anillo base de la misma, debe ser de un tamaño adecuado. Siendo el pene un órgano extremadamente elástico cuando está flácido, es importante que todo (testículos y pene) quede bien recogido y aprisionado cuando se coloca la jaula de castidad. Si no es así, cuando llegue el momento en que el pene tienda a la erección podrá producirse algún roce que lo dañe.
Las jaulas para pene pueden estar fabricadas con plástico, silicona y, por supuesto, acero inoxidable. Éste, sin duda, es el material preferido por los jugadores BDSM. Suaves e hipo-alergénicas, las jaulas de castidad de acero inoxidable hacen las delicias de los fetichistas más exigentes y de los más experimentados jugadores BDSM.
En algunos casos, el dispositivo de castidad puede ser un instrumento que sirva para introducir juegos en la pareja que hagan revivir la chispa sexual. Esos juegos no tienen por qué ser juegos estrictamente propios de las práctica BDSM, sino que pueden servir, por ejemplo, para poner fin a un tiempo de dudas o celos por una supuesta o real infidelidad.