Utensilios caseros bondage
Muchas personas suelen asociar su recuerdo bondage más antiguo a los juegos de la infancia. Se recuerdan niños, jugando a policías y a ladrones, siendo esposados, y sienten una mezcla de añoranza y excitación. Quizás entonces echaron mano a algo que sus padres tenían por ahí, quién sabe si a una bufanda, a un cinturón o a una corbata. El recuerdo les trae la emoción de aquellos días y empiezan a plantearse la posibilidad de repetir aquella experiencia. Esta vez, lógicamente, intentarán añadir algunos componentes eróticos. Después de todo, el sexo es uno de los mejores juegos a los que puede entregarse un adulto.
El bondage y las ataduras del cuerpo de la pareja pueden convertirse en una actividad erótica con infinitas posibilidades. Al mismo tiempo, es un vehículo ideal para explorar las dinámicas de poder e intercambiar roles de dominio, control, poder y autoridad con otros de obediencia y sumisión.
Hay algunas reglas básicas del bondage que quien lo practica debe conocer más allá de los medios que disponga para hacerlo y del material que utilice para sujetar o enlazar a otro. Tanto si se usa velcro como si se utiliza un cinturón con hebilla, una corbata o una cuerda, lo primero que debe primar es la seguridad. Por eso siempre conviene tener a mano unas tijeras de punta redondeada. Ellas permitirán el librar a una persona de sus ataduras si, por un motivo u otro, dicha persona se siente incómoda o insegura. En la mayoría de las farmacias pueden encontrarse unas tijeras de seguridad. Esta tijeras acostumbran a poseer un revestimiento de plástico. Dicho revestimiento sobresale mínimamente de lo que es la superficie cortante para, gracias a ello, impedir que ésta pueda producir cortes indeseados.
Otra regla básica a tener en cuenta cuando se practica bondage amateur utilizando materiales no profesionales es la de no apretar demasiado los nudos que se realicen. No importa si se atan tobillos, muñecas u otras partes del cuerpo. El nudo siempre debe ser firme pero, al mismo tiempo, debe permitir que puedan introducirse dos dedos entre el material que ha servido para realizar la atadura y la piel de la persona. Si el nudo aprieta demasiado, la persona que ha sido atada resistirá durante poco tiempo la atadura y estará deseando poner fin cuanto antes al juego. Ésa, lógicamente, no es la mejor actitud para hacer del juego algo placentero. Si, por el contrario, la atadura es cómoda, el sumiso podrá estar atado durante un período de tiempo mucho mayor, lo que permitirá disfrutar más del juego.
Una buena manera de verificar si la atadura es correcta y si la persona sumisa se encuentra a gusto y cómoda con ella es la de comunicarse de una manera fluida y sincera con la persona atada. Si en algún momento la persona atada siente adormecimiento, hormigueo o algún tipo de dolor, la atadura deberá soltarse de inmediato. Nunca debe mantenerse una atadura si quien ha sido atado siente algún malestar. Prolongar ese malestar durante un tiempo puede causar una lesión o un daño que, en algunos casos, puede resultar de especial gravedad.
Bricolaje bondage
Sin duda, en los sexshops y tiendas especializadas se puede encontrar todo tipo de utensilios, juguetes e instrumentos que sirvan para practicar bondage (collares, esposas, cuerdas, kits de sujeción, etc.), pero nunca hay que desechar la posibilidad de usar ciertos objetos caseros que pueden proporcionarnos una gran utilidad bondage. El bondage amateur es una práctica agradecida que puede realizarse sin disponer de un equipo sofisticado, utilizando sólo lo que tenemos más a mano.
Utilizar lo que tenemos más a mano no quiere decir utilizar todo aquello que “puede servir para…”. La prudencia debe guiar nuestra selección y debe guiar nuestros pasos. Una cadena de metal tiene un aspecto soberbio, pero atar las muñecas de una persona con ella no es la mejor idea. Tampoco lo es atar con según qué cintas adhesivas o con unas abrazaderas de plástico duro extraídas de una caja de herramientas. Estas abrazaderas pueden erosionar la piel alrededor de las muñecas y pueden causar un grave problema circulatorio.
Las corbatas, los pañuelos de seda o el cinturón de un albornoz son mejores opciones. Tienen una buena longitud, son suaves, no cortan y no irritan la piel. Unos tirantes, unas medias o unos calcetines pueden servir, también, para atar al amante. Estos objetos son elásticos y eso significa una cosa: no podrán enlazar de manera demasiado fuerte. Esto es ideal para todas aquellas personas que están dando sus primeros pasos por el universo bondage amateur. Practicando de este modo pueden saber si las sensaciones experimentadas les impulsan a desear avanzar en las prácticas bondage o no.
Si fuera así, y antes de empezar a comprar en un sexshop o en una tienda especializada materiales específicamente bondage, aún tendrían la posibilidad de experimentar algunas ataduras realizadas con vendas. Si se realizan ese tipo de ataduras o si, por ejemplo, se desean unir (como si de una momia se tratara) los brazos al cuerpo o a los costados del mismo, hay que tener siempre en cuenta que debe existir una cierta holgura y, por supuesto, que el juego debería interrumpirse en aquel momento en que la persona atada se sintiera especialmente agobiada, incómoda o dolorida. Como acostumbramos a decir: el bondage, amateur o no, es una manera de pasarlo bien, no de lesionarse.