¿Yegua o semental?
¿Yegua o semental? Ésta es la pregunta que debe contestarse todo hombre antes de entrar en una fiesta que se llama el Mercado de las Yeguas y que es una fiesta erótica gay que hace varios años empezó a celebrarse en Berlín. Actualmente, el Mercado de las Yeguas se celebra en otras cuatro ciudades alemanas (Hamburgo, Colonia y Leipzig, Mannheim) y, además, en Ámsterdam.
Una vez el hombre que va a participar en el Mercado de las Yeguas ha decidido qué rol desea asumir en la misma, se colocará en un lado o en otro, en el sector de las yeguas si desea ser dominado o en el de los sementales si, por el contrario, desea ser Dominante. Si el hombre que va a participar en el Mercado de las Yeguas decide ser yegua, se desnudará completamente y será asistido por un “mozo de caballeriza” o mozo de cuadra. Éste será el encargado de colocarle al hombre-yegua una capucha. Ésta podrá ser blanca o roja dependiendo del grado de desenfreno que el hombre-yegua quiera alcanzar en la fiesta. Si la capucha es blanca, todo semental que se relacione con él deberá hacerlo respetando en todo momento todas y cada una de las reglas del sexo seguro. Es decir: el condón será, sin excepciones, de uso imperativo. Si, por el contrario, el hombre sumiso que va a participar en el Mercado de las Yeguas anhela que en el mantenimiento de relaciones sexuales durante el juego no existan normas, entonces la capucha que utilizará el hombre-yegua será una capucha de color rojo. El semental que se cruce con una yegua de capucha roja, pues, estará autorizado a actuar con ella como lo desee.
Las yeguas, deben llegar al local en el que va a realizarse la fiesta antes que los sementales. Exactamente, y así lo indican en su web, entre 60 y 90 minutos antes. Una vez que lleguen los sementales, encontrarán a las yeguas desnudas, con su capucha puesta y con las manos esposadas. Al igual que en un mercado de caballos, en el Mercado de Yeguas los sementales inspeccionarán a las yeguas. ¿Cómo? Tocando sus glúteos, su cuerpo; acariciando y sopesando sus testículo, su pene, etc. Cuando un semental escoja una yegua, la desatará y la llevará al lugar en el que desee montarla (a no ser, claro, que desee montarla en el mismo lugar). La organización del Mercado de las Yeguas especifica claramente en su web que no pueden, bajo ningún concepto, rechazar a un semental. Una vez que el semental haya montado a la yegua, ésta pasará a disposición del resto de sementales para que, si lo desean, se puedan servir de ella.
Los mozos de cuadra, una vez colocadas las capuchas a las yeguas, deben encargarse de llevar bebidas a éstas durante todo el tiempo que dure la fiesta, de proveerles de aquellos que necesiten (geles, preservativos, visita a los aseos, etc.) y de que se cumplan las normas que rigen el juego. Las yeguas que en cualquier momento deseen abandonarlo contarán con la ayuda de los mozos de cuadra para hacerlo. Hasta ese momento, sin embargo, cuando ya no se encuentren con los sementales, las yeguas no podrán quitarse sus capuchas.
Una fiesta en el Kit-Kat de Berlín
Luisgé Martín realizó hace unos meses un reportaje para El País Semanal en el que explicaba cómo se desarrolla habitualmente el Mercado de las Yeguas en un local de Berlín, el club Kit-Kat. A dichas fiestas, apuntaba Martín, acudían aproximadamente unas 200 personas, repartidas entre dos espacios amueblados con gruesos colchones de cuero negro. Sobre esos colchones son sobre los que los sementales acostumbran a montar a las yeguas.
El sexo, sin embargo, y tal y como hemos apuntado antes, no se delimita en el Mercado de las Yeguas a esa zona de sofás. También junto a la barra del club, mientras los sementales dan cuenta de alguna consumición, las yeguas, arrodilladas, pueden tranquilamente realizar una felación a aquéllos.
Los organizadores del Mercado de las Yeguas describen éste como una “exaltación del erotismo masculino homosexual que no renuncia a lo primario, a lo instintivo, a lo atávico”, y le reconocen un trasfondo sadomasoquista. Las leyes del Mercado de las Yeguas, aunque dulcificadas, son leyes que también pueden encontrarse en eventos propios del universo BDSM. Luisgé Martín lo expresa con las siguientes palabras: “poseer o ser poseído, dominar o someterse, imponer la propia voluntad o anularla”.
Luisgé Martín expone en su artículo las opiniones y vivencias de algún que otro asistente a esta especie de orgía gay con trasfondo BDSM que es el Mercado de Yeguas. Uno de ellos reconoce escoger en ocasiones (y dependiendo del lugar en el que se celebra la fiesta) el papel de yegua y en ocasiones el de semental. Eso sí: la organización deja bien claro en sus normas que, habiendo contactado con la misma para asistir al evento, no se puede, en el último instante, cambiar el rol a desempeñar en la misma. Es decir: quien se apunte a la fiesta como yegua no podrá presentarse a la misma e intentar ser semental y viceversa.
Este mismo testimonio del que hemos hablado y cuyas palabras recoge Luisgé Martín en su artículo reconoce también el haber mantenido relaciones sexuales en el Mercado de las Yeguas con hombres con los que, en circunstancias normales, se negaría a tener relaciones. El contagio del desenfreno del ambiente que rodea a estas fiestas es, en ese sentido, total. Así, en una sesión del Mercado de las Yeguas, este testimonio de Luisgé Martín reconoce haber tenido una media de 10 parejas sexuales o, mejor dicho, de haber mantenido diez relaciones sexuales. Después de todo, cuando se actúa de yegua y, por tanto, se tiene la capucha puesta, no es sencillo saber si esas diez relaciones han sido con diez personas distintas o, en alguna ocasión, alguna de ellas ha repetido.