Un visionario de la fotografía bondage
De existir una historia del fetichismo, las pin-ups, con Bettie Page a la cabeza, deberían protagonizar uno de sus capítulos más importantes. Bellezas poco vestidas o vestidas con prendas que podrían tener relación directa con el universo BDSM se convirtieron en protagonistas de un tipo de imagen que se hizo especialmente popular en Estados Unidos en los años que precedieron y que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Fueron muchos los fotógrafos que se dedicaron en aquellos años a realizar ese tipo de fotografías pero hubo uno que, por su visión y por la calidad de su trabajo, sobresalió por encima de todos ganándose de por vida un hueco en la historia de la fotografía BDSM: Irving Klaw.
Irving Klaw nació en Brooklyn en noviembre de 1911 en el seno de una familia judía. La muerte de su padre cuando aún era niño hizo que Irving Klaw tuviera que abandonar sus estudios secundarios para dedicarse a trabajar. Esforzado y visionario, Irving Klaw no tardó en abrir su propio negocio. Ésta era una librería especializada en la venta de libros y fotos de cine sita en la calle 14 Este de Manhattan. Rápidamente, las ventas de fotos superaron a las ventas de libros, e Irving Klaw, en otro paso visionario, decidió abrir otro local, justo enfrente de su librería, en la que podía contemplarse un cartel en el que se leía: “fotos pin-up de sus estrellas de cine favoritas, escenas de las últimas películas, bellezas en bañador, famosos vaqueros de la pantalla, cantantes y directores de orquesta”.
Aquellas fotografías tuvieron mucho éxito. Eran muchas las personas que cada día cruzaban la puerta de la tienda de Irving Klaw para comprar alguna de sus fotografías. Una de esas personas resultó ser un cliente algo “especial”. Cliente habitual de Klaw, este cliente que aún hoy permanece en el anonimato pidió a Irving Klaw un tipo de imágenes que éste no poseía en su archivo: fotos de bondage femenino. Es decir: fotografías en las que las modelos fotografiadas aparecieran atadas.
Klaw, comerciante hasta la médula, decidió adentrarse en el universo de la fotografía bondage. Apenas tardó unas horas. Aquella misma noche contrató a unas modelos y, en la trastienda de su local y con su propia cámara, realizó las primeras fotografías bondage y fetish de las más de diez mil que iba a realizar en diez años.
Irving Klaw no se detuvo en la realización de fotos bondage. Intuyó que el éxito de aquellas fotografías bondage se debía a que, de algún modo, lo representado en ellas conectaba con las fantasías eróticas más interiorizadas en los estadounidenses y, amparándose en ello, realizó o encargó historietas dibujadas o cortometrajes cuyas temáticas giraban alrededor del bondage, el spanking o el FemDom. Las ventas de ese tipo de productos permitieron a Irving Klaw amasar una pequeña fortuna.
El trabajo desarrollado por Irving Klaw con la ayuda de su hermana Paula y del marido de ésta, el ex-camionero Jack Kramer, forman parte de la historia del BDSM y de las formas artísticas de plasmarlo.
Irving Klaw & Eric Stanton: la fórmula del éxito
Asociado al nombre de Irving Klaw figura el nombre de Eric Stanton, para muchos el más grande dibujante BDSM que ha dado la historia. Stanton era el pseudónimo de un dibujante desconocido hijo de emigrantes rusos que se apellidaba Stenten. Stanton, lector de las historietas que, al parecer, dibujaba un pariente de Klaw, escribió a éste para quejarse de la calidad de dichos dibujos. “¿Tú lo harías mejor?”, le escribió Irving Klaw. Como respuesta, Eric Stanton le envió varios dibujos. La respuesta de Klaw fue ofrecerle ocho dólares por página.
Irving Klaw y Eric Stanton formaron una pareja irrepetible. Irving realizaba los guiones (eludiendo implicaciones sexuales demasiado obvias para escapar al flagelo de la censura) y Stanton ponía las imágenes.
Stanton inició series como Battling Women (Mujeres batalladoras) y Fighting Femmes (Hembras luchadoras). En dichas series se notaba el influjo del fotógrafo y dibujante John Alexander Scott Coutts, conocido por el pseudónimo John Willie y autor de Sweet Gwendoline, una historieta que le fue editada por Irving Klaw y que hoy forma parte de la historieta BDSM.
Stanton pulió su técnica de autodidacta cuando, convencido y empujado por Irving Klaw, entró para estudiar en la School of Visual Arts. Allí, Eric Stanton conoció a grandes artistas. Uno de ellos fue Gene Bilbrew, un joven negro que acabó trabajando para Irving Klaw y que realizó para él una obra que había de convertirle en uno de los grandes ilustradores fetichistas del universo BDSM.
Nutrix y la censura
Fue durante estos años cuando Irving Klaw empezó a colaborar con la bella e inmortal Betty Page, la más famosa pin-up de todos los tiempos, y fue en estos tiempos, también, cuando Klaw decidió diferenciar claramente sus dos negocios, el más lucrativo de la fotografía y la ilustración BDSM y el de la fotografía de cine. Para ello, se llevó el negocio de la imagen BDSM a New Jersey y le dio un nombre hoy mítico en la historia del BDSM: Nutrix Co. Las publicaciones de Nutrix, aquellas 64 páginas en blanco y negro, son hoy objeto de coleccionistas, máxime teniendo en cuenta que sobre la cabeza de Irving Klaw no tardó en caer la espada de los “fantasmas de la moral”, con el senador Joseph MacCarthy y el director del FBI J. Edgar Hoover al frente de los mismos.
De la caza de brujas se han contado mil y una historias. La de Irving Klaw y Nutrix es, sólo, una más. Pero dolorosa. Muy dolorosa. A los amantes del BDSM, de hecho, nos dejó de golpe sin un fondo fotográfico impagable. Perseguido por las autoridades censoras y acusado de “conspiración para utilizar el Correo de los EEUU para enviar materiales obscenos” (lo que era considerado un crimen federal), Irving Klaw fue condenado. Aunque “amnistiado” por el Tribunal de Apelaciones, Klaw quedó moralmente tocado. Tanto, que quemó todo su archivo de originales de fotos bondage y se limitó a dedicarse a la venta de fotografías de imágenes de cine.
Todo esto sucedió en 1963. La vida de Irving Klaw sólo duró tres años más. Inmerso en una profunda depresión, agravada por el fallecimiento de su mujer, Natalie, tras 24 años de matrimonio, Klaw murió a consecuencia de una peritonitis en septiembre de 1966. Tenía 55 años y dejaba su nombre grabado de por vida en la historia del BDSM.