Bondage y cabello
Una buena manera de introducir un plus de sensualidad y excitación a las prácticas Bondage es incluir el cabello en las mismas. Al introducir el cabello en el bondage lo que estamos haciendo es incrementar la sensación de restricción. Quienes lo han hecho hablan del hair bondage como de una práctica “increíblemente íntima y personal” que puede ser dolorosa, humillante y que puede resultar muy útil para mantener la cabeza quieta para, por ejemplo, ejecutar una práctica de sexo oral “forzado”.
Que el hair bondage pueda resultar muy atractivo no quiere decir que sea fácil de ejecutar. No es fácil atar el pelo. El cabello, por ejemplo, puede enredarse en cada nudo. Si dominar la técnica siempre que se practica bondage es importante, esa exigencia se vuelve aún más imperativa cuando se desea practicar hair bondage. Dependiendo de las características del cabello que vaya a participar en la práctica hair bondage, así deberá ser la técnica que se vaya a utilizar. Sin duda, será mucho más fácil trabajar con un cabello largo que con un cabello corto.
Los profesionales de la práctica del hair bondage acostumbran a recomendar el rociar el cabello con laca antes de realizar una práctica de bondage del cabello. ¿Qué se consigue con ello? Que el cabello se vuelva menos resbaladizo y pueda adherirse mejor a la cuerda que se esté utilizando para realizar la práctica bondage.
La práctica del hair bondage implica siempre un riesgo: el de que se arranque algún mechón de pelo. Si el mechón no es lo suficientemente grueso, eso, el que se arranque, puede suceder con mayor facilidad de lo que podemos imaginar. Por eso, y sobre todo cuando una persona se está iniciando en estas prácticas, lo que se debe hacer es, siempre, coger mechones sueltos o, en su caso, una coleta alta. Por supuesto, nadie que no tenga una experiencia cumplida y constatada tanto en la práctica del bondage en general como del hair bondage en particular debe intentar realizar una práctica en la que la persona sumisa permanezca “colgada” del cabello. Esta advertencia debe servir, también, para aquellos casos en los que la persona sumisa debe mantenerse de puntillas mientras está atada por el cabello. En el caso de que dicha persona caiga o pierda el equilibrio o la fuerza, lo más normal es que se le acabe arrancando el cabello.
¿Cómo realizar una atadura hair bondage?
Veamos a continuación cómo puede realizarse una atadura bondage en la que el cabello desempeñe una función capital.
En primer lugar hay que elegir una buena cuerda. Los maestros shibari acostumbran a utilizar una cuerda especial de arroz para realizar las prácticas de bondage del cabello. Una vez escogida la cuerda hay que recordar, siempre, una norma capital: cada tipo de atadura pide una dirección y será en esa dirección en la que deba realizarse la atadura. O sea: que si la dirección de la atadura es hacia abajo nunca la fuerces hacia arriba. ¿Por qué? Porque eso implica que la fuerza que se crea a partir de la atadura se concentrará en un punto y esa fuerza podría provocar que el mechón de pelo implicado en la atadura se rompiera.
Para realizar las ataduras de cabello propias del hair bondage lo mejor es utilizar la coleta o cola de cabello, y realizar la atadura en la parte alta de la misma, en la parte central trasera de la cabeza.
Para realizar la atadura de hair bondage que te estamos proponiendo cogerás tres o cuatro cuerdas delgadas y las usarás juntas como si se trataran de una sola cuerda. Una vez tengas las tres o cuatro cuerdas en tu mano, sigue los siguientes pasos:
- Apoya la mitad de la cuerda tras la coleta y enrolla los dos extremos de la misma alrededor de la coleta tan apretado como puedas y dos o tres veces. Esta maniobra debe afectar a una tercera parte de la coleta.
- Divide tanto la cuerda como el pelo en tres mechones y trénzalos lo más apretados que puedas y bajando lo más que puedas hacia abajo de la coleta.
- Cuando hayas llegado abajo, separa la cuerda del pelo y ata los extremos de las diferentes cuerdas utilizadas en la cuerda común con una serie de nudos marineros.
Llegado aquí, y si el extremo de la cuerda es largo, puedes atar ese extremo de la cuerda a algo (un poste, una argolla, etc.) o puedes atarlo al extremo de otra cuerda para continuar, con otras ataduras, con la práctica bondage.
Algo que hay que tener finalmente en cuenta es que la práctica prolongada del hair bondage puede provocar dolores de cabeza y rigidez en el cuello.