Ingestión de semen
Navegando por los blogs y por la web uno siempre se arriesga a encontrar cosas, cuanto menos, inquietantes. Que el gokkun tenga su espacio reservado en la mayor parte de las webs que exhiben vídeos pornográficos es algo a lo que ya nos hemos acostumbrado. Que un hombre eyacule en la boca de una mujer o que la mujer beba el semen que varios hombres han vertido en una copa, vaso u otro tipo de contenedor es, fundamentalmente, el contenido principal de este subgénero del cine porno. La ingesta de semen, así, aparece normalizada en los estándares de la pornografía.
Pese a eso, no deja de chocar el hecho de que exista un libro escrito por un tal Paul “Fotie” Photenhauner que se titula Natural Harvest (Cosecha natural) y que es, en esencia, un recetario de cocina en el que se recogen recetas de cocina entre cuyos ingredientes de elaboración se encuentra el semen. Sí, has leído bien: el semen. El chef “Fotie”Photenhauner, que defiende la “textura maravillosa” del semen para elaborar bebidas, entrantes, sopas y postres, recoge en 61 páginas recetas tales como el flan acaramelado, el café irlandés con extra crema, el eclair de chocolate o los crêpes rellenos de crema de semen.
¿Extraño? Sin duda, pero tampoco tanto si atendemos a los componentes naturales que podemos encontrar en el semen y que, al decir de Photenhauner, le convierten en una sustancia altamente nutritiva. Entre esos componentes podemos encontrar los siguientes: fructosa, cinc, colesterol, proteína, calcio, cloro, magnesio, vitamina B12, fósforo, sodio, potasio, ácido láctico y otros. Incluso algunas universidades norteamericanas han dedicado estudios destinados a demostrar que el consumo del semen (y del flujo vaginal) es beneficioso para la salud. En concreto, la Universidad de St Austin (Carolina del Norte) dedicó hace unos años un estudio a este tema y las conclusiones fueron que tanto el moco vaginal como el semen contienen altos niveles proteicos y vitamínicos. Eso sí, para que sea así, el semen o el flujo vaginal deben ingerirse antes de que pasen diez minutos desde su expulsión del cuerpo humano y el consumo debe ser cruzado, es decir: los efectos beneficiosos de la ingesta del moco vaginal sólo existirán para el hombre y sólo la mujer podrá beneficiarse de los efectos positivos de la ingesta del semen.
Efectos beneficiosos del semen
Ahora bien, ¿qué efectos beneficiosos son ésos de los que hablamos?
En primer lugar, la mujer tendrá su piel más hidratada si ingiere, de tanto en tanto, una dosis de esperma. Se dice que la reina egipcia Cleopatra se servía de este proceso para conseguir una piel más bella e hidratada. Para ello, Cleopatra tenía a su servicio algunos esclavos que le proporcionaban su sesión de gokkun particular. No sabemos si la fama de felatriz de la reina Cleopatra se fundamenta en hechos verídicos, pero las felaciones de Cleopatra han adquirido, en el ideario mundial, la fama de legendarias. Los malpensados dirán que cuando el río suena, agua lleva. Nosotros, que no vamos de historiadores, dejamos aquí el dato simplemente como anécdota o como ejemplo de escena que, como si se tratara de un juego de rol, la pareja puede reproducir en la intimidad de su habitación. Después de todo, el uso del semen por vía tópica parece aliviar el acné y reducir las arrugas. Una empresa noruega de artículos de cosméticos como es Bioforskring defiende sus propiedades antioxidantes y, para predicar con el ejemplo, lo ha sintetizado y lo usa con el nombre de spermina como componente de sus cremas faciales.
La mejora del dolor de ovarios o de la jaqueca y la prevención contra las infecciones urinarias y el cáncer de piel son otras de las probables ventajas derivadas de la ingesta de semen. ¡Ah! Y las uñas te crecerán más rápidamente. Quizás te sirvan para arañar convenientemente la espalda de tu amado cuando éste te proporcione una buena dosis de su semen. Con esa dosis te dará oxitocina, serotonina, cortisol, prolactina y melatonina, todos ellos neurotransmisores u hormonas de comprobada efectividad antidepresiva. Una buena dosis de semen proporcionada en un buen polvo es, sin duda, la mejor manera de alejar de tu mente los murciélagos de la depresión y de insuflar a tu vida alegría de la buena.
Culturas y semen
Después de todo, desde los tiempos más remotos, el semen siempre ha sido objeto de especial atención por el ser humano en general y por científicos y filósofos en particular. Aristóteles, sin ir más lejos, siempre tuvo del semen una noción bastante sanguínea. Simplificando un poco, Aristóteles creía algo así como que la alimentación ingerida podía convertirse en sangre o, en su defecto, en semen. El semen, pues, guardaba una íntima relación, según Aristóteles, con la alimentación. Y en eso no debía andar demasiado desencaminado el filósofo griego. De hecho, el sabor del semen varía dependiendo de nuestra alimentación.
Para otras culturas, el semen es el principal responsable de la aparición de las piedras preciosas. Eso no quiere decir, claro, que si te masturbas y eyaculas puedes, con el tiempo, obtener un rubí. Para obtener piedras preciosas con tu semen deberías ser un dios oriental. O un dragón celestial. Para los antiguos chinos, el origen del jade no era otro que el del semen secado y solidificado de ese animal mitológico.
Para los indígenas de Papúa Nueva Guinea, por ejemplo, el semen es un transmisor de masculinidad y de maduración sexual. El semen de los viejos, por ejemplo, es ideal para favorecer, en los jóvenes, su masculinidad y sabiduría. Seguramente es por eso (y no por un índice elevado de homosexualidad) por lo que la cultura de esos pueblos favorece y estimula, convirtiéndola en ritual de obligado cumplimiento, la felación de los viejos por parte de los jóvenes y la ingesta de su semen.
Con todos estos datos en la mano, ¿estamos defendiendo la deglución del esperma? No diríamos tanto. Que registremos la existencia de prácticas como del gokkun no quiere decir, necesariamente, que la defendamos a ultranza. De hecho, queremos recalcar que todos esos supuestos efectos beneficiosos derivados de la ingesta de esperma sólo existirán si el semen ingerido es un semen sano. ¿Qué queremos decir con ello? Simple y llanamente queremos recalcar de manera muy explícita que el semen puede convertirse en transmisor de una serie de enfermedades a las que deberíamos temer. Una de ellas es el VIH. Otra, la hepatitis B. El papiloma, el herpes, la clamidia y la gonorrea serían otras de esas enfermedades. Lógicamente, no nos vamos a convertir, ni muchísimo menos, en apologetas del gokkun entre desconocidos. Si la práctica se desarrolla en el seno de una pareja de larga duración, dejaremos en la pareja en cuestión la decisión de emular o no a la divina Cleopatra.