El papel de la excitación en el fisting
Cuando vayas a iniciarte en la práctica del fisting, recuerda un principio básico: la excitación sexual va siempre de la mano de la relajación. Una persona caliente y excitada está preparada para gozar de una nueva práctica sexual y es más proclive a la aventura y la experimentación. De cualquier forma, en cualquier tipo de BDSM o de juego sexual necesitamos algún tiempo de calentamiento. Nuestros cuerpos deben ir poniéndose a tono. En algunos juegos kinki, ese trabajo de calentamiento puede consistir en un tiempo de flagelación o azotes. En la mayoría de juegos eróticos, sin embargo, esa estimulación se realiza con las manos, la boca, el pene o algún tipo de juguete erótico.
Cuando tu pareja vaya entrando en calor, comienza a utilizar los dedos o algún juguete para que la vagina vaya mostrándose, cada vez más, más relajada y abierta. Muchas parejas gustan de utilizar los dedos porque eso permite el ir incrementando progresivamente el número de ellos que se va introduciendo en la vagina. Con los dedos dentro, no es tan importante meter y sacarlos como, con ellos dentro, ir, poco a poco, estirando la vagina. Otras personas prefieren ir insertando progresivamente consoladores de distinto tamaño hasta que se pueden meter tres o cuatro dedos. Como siempre decimos, cada cuerpo es diferente, así que tómate el tiempo que necesites y dialoga lo suficiente con tu pareja como para saber qué os funciona mejor.
Puede ser que, al realizar este tipo de manipulaciones, la mujer sienta unas ganas incontenibles de orinar. Es normal. Invítala a hacerlo. Que no se preocupe. Puede ser que orine. No te preocupes. Habréis protegido con una toalla absorbente el lugar en el que os encontréis. Además, lo más normal es que esa sensación de tener ganas de orinar no se corresponda realmente con una micción, sino más bien con una eyaculación a punto de llegar. En cualquier caso, es importante que la mujer no contemple en si ningún tipo de malestar o disgusto por la imprevisión de sus funciones corporales. Debes pensar que éstas son naturales y, si expresas disgusto o contrariedad por su posible aparición, limitarás la capacidad de relajarse de tu pareja, con lo que la práctica del fisting se hará más complicada y, en ocasiones, imposible.
Estimular el punto G es otra de las técnicas más adecuadas a la hora de practicar el fisting. Esa estimulación ayuda a que la mujer se relaje y, al mismo tiempo, a que pueda disfrutar más de las sensaciones que esté experimentando su cuerpo. Por otro lado, los orgasmos que tienen lugar durante una práctica de fisting acostumbran a generar una mayor relajación postorgasmo, lo que permite ajustar más la mano en el interior de la vagina. Si deseas aumentar la estimulación del punto G, balancea tu mano para, con el dedo pulgar o índice, empujar contra la zona interna de la vagina en la que se encuentra el punto G. Hay mujeres, sin embargo, que prefieren el uso de un pequeño vibrador bala que, introducido con la mano (cuidado de no perderlo), presione contra el G-spot.
Ve comprobando regularmente si puedes introducir un poco más la mano dentro del cuerpo de tu pareja. Pregunta a tu compañera cómo se siente y dile que te advierta cuando sienta dolor o molestia. Esto es fundamentalmente importante, pues te ayudará a perfeccionar tu técnica. También podéis serviros de señales manuales para, en base a ellas, actuar de un modo u otro.
Es importante que lubriques tu mano con regularidad y comprueba si los guantes tienen algún tipo de rotura.
Muchas personas pueden sentirse frustradas cuando intentan hacer pasar los nudillos. No hay que desesperar. Después de todo, estamos intentando colocar nuestras manos en una parte del cuerpo que generalmente no se dilata más que unos pocos centímetros. Es fácil, al llegar a los nudillos, que podamos sentir esa sensación de estar bloqueados físicamente.
Posturas y ángulos de penetración
En ese momento es fundamental no ponerse nervioso. Hay maneras de poder ir más allá. Para ello, es fundamental que la persona que recibe la penetración esté completamente relajada y haciendo todo lo posible para que se pueda abrir para usted. En segundo lugar, haz girar lentamente la mano, presionando desde diferentes ángulos y posiciones a medida que aquélla va girando. A menudo hay un ángulo especial o una dirección desde la que podrás entrar mejor. También puede ser que sea más fácil penetrar desde una posición determinada. Probadlas. Una vez encontrada esa posición, todo será más sencillo.
Cuando el problema no consiste tanto en el tramo disponible para acomodar los nudillos como la longitud de entrada, hay que pensar en ajustar la posición de la mano. Para ello, hay que concebir las manos como herramientas flexibles que deben ajustarse al terreno en el que tienen que trabajar. Son los dedos los que deben actuar como exploradores y encontrar el camino. En la mayor parte de los casos, introducidos los dedos, pueden empezar a doblarse para hacer un puño. Por lo general, una vez introducido el pulgar en el interior de la pareja, debe plegarse hacia el interior de la palma. Cuanto más pegados y cerrados estén los dedos, mejor podrá penetrarse en la vagina y más llena se sentirá la mujer.
Cuidados especiales durante el fisting
No hay una manera correcta de hacer fisting de la misma manera que no hay una manera correcta de practicar sexo. Hay quien prefiere acabar cuando siente un orgasmo (o dos, o tres, o…). Hay quien cree que la escena es un éxito cuando le permite mantenerse durante un tiempo prolongado en una meseta de placer de la que se va descendiendo, después, poco a poco. Sólo importa, para calibrar si la escena ha funcionado o no, una cosa: que ninguno de los socios sienta, al final, que la práctica fue algo abrupto o desagradable. Si esa sensación no aparece es, simplemente, porque las cosas se han hecho correctamente.
Puede ser que, al finalizar el fisting, se observe un poco de sangre. Esto no es raro. Las paredes vaginales es una zona corporal con una alta densidad de capilares sanguíneos que pueden romperse vertiendo una pequeña cantidad de sangre. Este sangrado es un sangrado leve y desaparece muy rápidamente. No debe ser motivo de alarma. Eso sí: si este sangrado, por cualquier motivo, no se detiene o aumenta, hay que acudir cuanto antes a urgencias médicas para evitar cualquier posible complicación.
Como parte del cuidado, se pueden utilizar toallitas con hamamelis externamente para calmar cualquier inflamación alrededor de la vulva. El hamamelis es un principio activo que se utiliza en los tratamientos de las hemorroides y que posee propiedades antinflamatorias.
Es muy recomendable también, una vez finalizada la escena, eliminar con suavidad el exceso de lubricante y orinar tan pronto sea posible. El hecho de orinar facilita la expulsión de cualquier tipo de bacteria que pudiera causar una infección de tracto urinario.
Tras la práctica del fisting es importante también que la pareja mantenga un tiempo de conexión emocional y espiritual. Una sesión de caricias, una cena compartida, un tiempo de sexo lento y suave puede servir para que las partes implicadas en la escena puedan poner en común las sensaciones experimentadas y puedan comprobar cómo sus lazos emocionales se han estrechado.
Al igual que la mayor parte de las actividades BDSM, el fisting vaginal es una actividad física que puede servir para conseguir una mejora de la autoestima y una extraña sensación de orgullo. El fisting es una práctica de sexo trascendente. ¿Qué queremos decir con eso? Que si se lleva a cabo de una manera que respete a todos los participantes, puede llevar a los mismos a unos confines más remotos en su crecimiento como seres sexuales.