Piernas separadas
Una barra separadora es un juguete erótico que consta de una barra de metal o madera con unas muñequeras o tobilleras en sus extremos para, gracias a ella, poder impedir que los brazos o las piernas de una persona puedan juntarse.
La barra separadora, además, puede tener algún tipo de argolla o dispositivo que permita su suspensión de la pared o, comúnmente, del techo. Ésta es, por regla general, el uso que suele darse a las barras separadoras, pero también puede utilizarse para mantener a una persona en la postura del águila (utilizando una barra para los brazos y otra para las piernas) o para hacer que brazos y piernas de la persona a la que se le ha colocado la barra separadora permanezcan situados tras la espalda.
Las barras separadoras acostumbran a ser ajustables para que pueda variarse la distancia existente entre manos y piernas y, así, incorporar variantes y nuevas sensaciones al juego. Los manguitos suelen ser acolchados para evitar que muñecas o tobillos puedan sufrir algún tipo de daño en el momento de realizar la inmovilización del sumiso. Algo que hay que tener muy en cuenta (sobre todo al separar las piernas) es que la distancia de separación no puede ser muy grande. Hay que pensar que si forzamos en exceso la musculatura de las piernas podemos ocasionar algún tipo de calambre o de una lesión muscular de mayor gravedad. Más allá de la inmovilización del sumiso, éste debe sentirse no excesivamente incómodo.
Si posees los manguitos o dispones de algún juego de muñequeras y tobilleras, puedes realizar, con un simple palo, tu propia barra separadora. Nuestro consejo, sin embargo, es que compres tu barra separadora en alguna tienda profesional y de una marca que te ofrezca todas las garantías, especialmente si la barra separadora está destinada a participar en algún tipo de juego de suspensión.
Si la suspensión va a ser realizada en un domicilio particular (por ejemplo, en tu propia casa, utilizando esa argolla que habéis fijado en el techo) hay que asegurarse de que la fijación de los elementos que van a servir para realizar dicha suspensión se ha realizado ajustándose a los criterios más básicos de seguridad. La caída de una persona que está inmovilizada y suspendida no es una cosa para tomar a broma y puede causar serias lesiones.
Una opción muy válida y recomendable (aunque menos económica) para practicar estos juegos de suspensión con barras separadoras es la de alquilar un local-mazmorra especializado en este tipo de eventos. Estos lugares pasan a priori todos los controles de seguridad y son el escenario perfecto para practicar uno de estos juegos no sólo por el plus de ambientación que proporcionan a los jugadores sino también porque aportan todos los instrumentos necesarios (barras separadoras incluidas) para que el juego pueda desarrollarse de una manera segura.
La cruz de San Andrés
Junto a las barras separadoras, un instrumento muy útil para inmovilizar al sumiso en los juegos de dominio y sumisión es la cruz en X. Este tipo de cruz suele encontrarse en las mazmorras o salas sexuales de alquiler. En el suelo o en la pared, la cruz en X o cruz de San Andrés (recibe este nombre porque se considera que este santo cristiano fue crucificado en una cruz con esta forma) acostumbra a permitir su rotación. La rotación debería realizarse siempre de manera gradual para, así, poder comprobar que la persona “crucificada” no sufre mareos o vértigos.
Atado por tobillos y muñecas a la cruz, el sumiso puede serlo bocarriba o bocabajo. La primera opción permitirá el mantenimiento de relaciones sexuales. La segunda, la práctica de la flagelación o las nalgadas. De una manera u otra, el estar atado a una cruz en X implica para el sumiso una gran sensación de vulnerabilidad. Por eso es importante que se sienta cómodo y convencido de que va a resistir emocionalmente la experiencia.