¿Qué es el sexo kink?
Lo venimos diciendo desde que se produjo aquel acontecimiento literario y cinematográfico que, a nivel mundial, fue la trilogía Cincuenta sombras de Grey: el interés de la gente por las prácticas BDSM no para de crecer. La historia de dominación/sumisión entre Anastasia Steele y Christian Grey que imaginara la autora británica E. L. James y que filmara Sam Taylor-Wood contando con la participación de los actores Dakota Johnson y Jamie Dorman, así como las novelas que, aprovechando el tirón mediático del fenómeno Grey, han visto la luz desde que se editara la novela (2011) y se estrenara la película (2015), han ido metiendo en personas que hasta el momento sólo habían practicado sexo “vainilla” el gusanillo del sexo kink o, por decirlo en términos castellanos, “no convencional”.
Cada vez son más las personas que sienten curiosidad por inyectar a sus relaciones sexuales una dosis más o menos elevada de sadomasoquismo, bondage o de prácticas de dominación y sumisión. Un término como BDSM, desconocido hace apenas una década por una gran cantidad de personas, se ha puesto de moda. Esto, que en principio puede parecer un síntoma de una progresiva apertura de mente de la sociedad respecto a los asuntos relacionados con el sexo y con la manera que cada persona tiene de vivirlo y gozarlo, puede plantear un problema: ¿cómo asegurarnos, si somos novatos, de que estamos dando los pasos adecuados y nos estamos acercando al universo BDSM desde la perspectiva correcta? Por otro lado, son muchas las personas que, estando interesados en iniciarse en las prácticas BDSM, no saben exactamente dónde dirigirse para iniciarse, a quién recurrir para asesorarse o, sencillamente, cómo dar el primer paso que les permita “salir del armario” y reconocerse como personas que quieren desplazarse desde la sexualidad vainilla a la sexualidad kink.
Para orientar a todos aquellos que se acercan de puntillas al mundo del BDSM y, al mismo tiempo, para realizar una tarea de educación social que permita que gran parte de la sociedad deje de ver las relaciones BDSM como algo raro o enfermizo, es para lo que ha nacido BDSMK, una asociación que, según señala uno de sus portavoces, Miguel Vagalume, no sólo tiene una página web disponible para todos aquellos que quieran consultarla (bdsmk.org), sino que también intentarán realizar el mayor número de eventos presenciales posibles para que la gente interesada en las prácticas BDSM pueda presenciar exhibiciones, poner en común preocupaciones y consultar dudas.
Una de las primeras actividades que BDSMK ha puesto en marcha es la de organizar una serie de encuentros semanales que permitan a la comunidad kink reunirse. Durante estos encuentros se darán charlas sobre consentimiento, técnicas o seguridad y se establecerá un servicio de asesoría que pueda prestar apoyo a los practicantes del BDSM y resolver las dudas que pudieran tenerse sobre algún tipo de práctica.
Manifiesto de BDSMK
En este sentido, aclarar las dudas sobre cómo practicar el bondage, qué tipo de material usar, qué nudos realizar y cómo efectuarlos y otros asuntos relacionados con la práctica de la atadura erótica o el shibari son algunas de las funciones que BDSMK se propone cumplir tanto en su página web como en su sede de la calle Buenavista, 39 de Madrid. Ahí, en pleno barrio de Lavapiés, será donde BDSMK intente cumplir los cuatro objetivos reflejados en su manifiesto: apoyo, formación, visibilización y protección.
En dicho manifiesto, la asociación BDSMK hace hincapié en el hecho de que se tiene una visión errónea de lo que son las relaciones kinkis. El BDSM, afirma el manifiesto de esta asociación que pretende actuar a un ámbito nacional, no es lo que muestra “el enésimo pastiche que malinterpreta las obras del marqués de Sade” ni la “última novela romántica que viste de BDSM lo que no es sino una relación de abuso” (en clara referencia a la celebérrima novela de E.L. James citada al principio de este post). Desde la reclamación del derecho a vivir la sexualidad de forma libre y sin tabúes, la asociación BDSMK pretende luchar contra ese estereotipo erróneo que del BDSM se tiene. La misión final de la asociación, se señala, es simple: “superar el estigma, eliminar los miedos, que nadie se asuste de su propio deseo y que todo el mundo pueda vivirlo con libertad, consenso y seguridad”.