Posturas de ataduras para exponer genitales
Tan importante en el bondage como saber realizar correctamente los diferentes tipos de nudos o ataduras lo es el encontrar la postura idónea para atar a la pareja y para mantener con ella atada, si se deseara y se incluyera como componente del juego de pareja, relaciones sexuales. En este artículo vamos a darte diversas ideas para que tú, si deseas practicar bondage, escojas aquélla que prefieras.
Una de ellas, básica, es la de permanecer tumbado o tumbada encima de la cama, con brazos y manos abiertas. En esta postura para atadura, tobillos y muñecas quedarán atados a la cama. Esta es una postura ideal para ser llevada a cabo cuando el hombre asume el rol dominante y la mujer permanece como sumisa. Si visualizas a la mujer desnuda, con brazos y piernas en cruz, abiertas ésta sobre la cama, comprenderás por qué esta posición es perfecta para que la mujer actúe como sumisa. Abierta de piernas, la penetración será muy sencilla y, sin duda, placentera.
Otra postura para atadura bastante habitual (y muy propia del juego con esposas) es la consistente en tumbar al hombre sobre la cama y con los brazos extendidos hacia atrás. Colocadas las esposas, el sumiso queda a merced de los caprichos sexuales de su dominante, que puede ejecutar sobre él todo tipo de “perrerías” y estimulaciones.
Atar manos y pies por detrás es, también, una de las habituales posturas para ataduras que se puede encontrar en los juegos de los amantes de la atadura erótica. Con esta atadura y esta posición, ano y vagina quedan expuestos a los caprichos de la persona dominante que puede servirse a placer de esos puntos tan atrayentes de la anatomía de la persona sumisa.
Una postura bondage muy valorada por todos aquellos que se están iniciando en el bondage es la de atar al sumiso a una silla. Con las manos atadas por detrás de la silla (con esposas o con cuerdas) y las piernas atadas a la silla, un hombre se convierte en el sumiso perfecto de una dominatriz que tenga ganas de disfrutar de su sexualidad con un hombre entregado a sus caprichos y estimulaciones. Esta postura para atadura permite a la mujer montar al hombre y tomar completamente el control del acto sexual.
Si la que debe estar atada a la silla es la mujer, entonces lo mejor es buscar una postura para atadura más idónea para el disfrute de la pareja. Con las rodillas flexionadas, en cuclillas sobre la silla y con tobillos y muslos atados entre ellos y las manos atadas atrás, los genitales de la mujer quedan expuestos, por ejemplo, para que pueda practicarse un muy excitante cunnilingus.
Algo que hay que tener en cuenta al ensayar una postura para atadura es que los genitales, de un modo u otro, queden expuestos. En ese sentido hay una postura que sería ideal: con las piernas un poco abiertas y llevadas las rodillas hacia el pecho, los pies quedan colocados sobre las nalgas. Atando los unos a las otras e inmovilizando también las manos, la persona sumisa queda inmovilizada y sus genitales completamente al alcance de la persona dominante, que podrá ejecutar su excitante “tortura” a su capricho y sin que las manos o los pies molesten o puedan defenderse de la acción que la parte dominante ejecute sobre los genitales del sumiso.