El mundo de Gor
Treinta y tres novelas describen la vida en el planeta Gor, un planeta fruto de la imaginación del escritor y filósofo estadounidense John Norman (1931). Seguidor del afamado autor de novelas marcianas Edgar Rice Burroughs, John Norman, como profesor de filosofía que es, ha utilizado esas treinta y tres novelas para, entre otras cosas, criticar los hábitos de la sociedad moderna creando para ello imaginario planeta de Gor. El planeta Gor, de un tamaño semejante al de la Tierra, está situado al otro lado del sol. La creación de ese planeta sirve a John Norman (seudónimo de John Frederick Lange, profesor de filosofía en el Queens Colege of New York) para, a caballo de los argumentos propios de una obra que podríamos englobar dentro del género narrativo de la aventura masculina y fantástica, desarrollar una serie de discursos que beben a partes iguales de la filosofía y de la psicología. Norman se sirve de las novelas de la serie Gor, también, para desplegar ante el lector una gran variedad de culturas, sociedades, tecnologías, etc.
La serie de Gor encontró rápidamente un amplio número de fervientes seguidores. Entre ellos podemos encontrar a un nutrido grupo que ve en las novelas de John Norman una inagotable fuente de inspiración para sus juegos de rol, pero también podemos encontrar un sinfín de seguidores “sexuales” de las mismas.
Y es que las novelas de John Norman de la serie de Gor muestran un mundo exacerbadamente machista que podría guardar cierta relación con los rituales propios del BDSM. Hay seguidores del BDSM que encuentran en estas novelas una cercanía que otros seguidores, sin embargo, niegan. Quienes rechazan que las prácticas recogidas en las novelas de la serie de Gor de John Norman sean prácticas prototípicamente propias del BDSM lo hacen argumentando que en la relación que se establece entre un Amo goreano y una esclava no se encuentran los tres requisitos que se le exigen a toda relación erótica para que la misma pueda ser considerada una relación BDSM, esto es: que dicha relación sea sensata, segura y consensuada.
Kajiras y esclavas BDSM
En el mundo de Gor, en ese mundo hipermachista, las mujeres son capturadas y convertidas en esclavas. La esclavitud, de hecho, está a la orden del día. La esclava en Gor recibe un nombre muy particular: kajira. Decir kajira es decir esclava, pero la esclava de Gor, la kajira, no es exactamente igual a la esclava terrestre.
¿En qué se diferencian la kajira de Gor y la esclava de nuestro planeta? Fundamentalmente, en alguno de los cuatro aspectos siguientes:
- La kajira terrestre lo es por voluntad propia; la kajira de Gor suele serlo obligada.
- La mujer goreana, incluso la mujer libre, es educada como una kajira. Es decir: aprende todo lo que una kajira debe hacer para satisfacer a su señor. ¿Por qué? Porque la posibilidad de ser convertida en kajira siempre está ahí.
- La kajira, en Gor, nunca competirá con el hombre. Y es que la mujer goreana nunca podrá ocupar el lugar del hombre ni cumplir sus funciones. Ya lo hemos dicho: la serie de novelas de Gor retratan un mundo hipermachista.
- La kajira de Gor no tiene derechos, pero tampoco tiene pudor ni timidez.
Obligaciones de la kajira
Conocidas las diferencias existentes entre una kajira goreana y una esclava terrestre, veamos cuáles son las obligaciones que tiene que cumplir una kajira de Gor:
- Obediencia incondicional al Señor y disponibilidad total para estar a su servicio.
- La mayor preocupación y principal objetivo de la kajira debe ser buscar el bienestar del Señor.
- Transparencia total de la kajira respecto a su Señor.
- Saber cuándo y de qué manera se puede opinar.
- Ser agradable a todos los sentidos del Señor y ser la misma tanto si se está frente a él como si no.
- Prever las necesidades y deseos del Señor.
- Asumir las responsabilidades por los errores cometidos y aceptar el castigo de una manera sumisa.
- Respetar las liturgias que el Señor haya establecido así como las normas de éste.
- Defender al Señor ante terceros. La defensa de la honra del Señor por parte de la kajira debe realizarse manteniendo ésta en todo momento un comportamiento intachable.
La kajira, finalmente, debe estar “reciclándose” continuamente. Es decir: debe desarrollarse constantemente y debe mejorar para, de ese modo, ofrecer siempre a su Señor lo mejor de ella misma. Para ello es fundamental que, de manera humilde, la kajira se muestre siempre disponible para aprender posiciones, técnicas y otra serie de liturgias de alguna kajira más experta que ella.
En próximos artículos hablaremos de los diferentes tipos de kajiras retratados por John Norman en sus novelas sobre el universo Gor y de las diferentes posturas que sirven para ejemplificar la sumisión de la kajira a su Señor.