La primera vez
¿Has decidido ya dar el paso y experimentar por vez primera las sensaciones de una sesión bondage? ¿Ya lo has hablado con tu pareja y queréis dar el paso? Muy bien. Entonces ha llegado la hora de determinar quién quiere ser atado. Es posible que los dos deseéis disfrutar de esa experiencia. No hay problema. Podéis alternar los papeles. Eso sí: es preferible que representéis el papel en dos días distintos y que una sesión no siga inmediatamente a la otra. De ese modo, será más sencillo que disfrutéis de cada sesión y os concentréis en ella, sin pensar en lo que vendrá después. Hay que vivir intensamente cada situación y la mejor manera es espaciar temporalmente una y otra.
Decidido ya quién atará y quién será atado, quién será dominante y quién sumiso, habrá que decidir el tipo de atadura que se desea o, mejor dicho, qué queremos que se ate o que no. Habrá personas que sólo deseen que se les ate, por ejemplo, las muñecas. Otras, por el contrario, elegirán la doble atadura de muñecas y tobillos. Las habrá que quieran experimentar la sensación de tener los ojos vendados y las habrá que se nieguen a ello. La práctica del bondage se basa fundamentalmente en el consenso. Sin ese consenso no existe juego. Y lo pactado en consenso debe respetarse en todo momento.
Otro aspecto sobre el que habrá que dialogar y llegar a un acuerdo es el de la elección de los juguetes eróticos que van a utilizarse durante el juego. Puede ser que se quiera dejar la paleta para otro momento. O que no queramos utilizar el látigo de siete cuerdas. O puede ser que se pacte tener esos instrumentos ahí, al alcance de la mano, para cogerlos y usarlos si la parte sumisa así lo solicita.
Decidido todo eso hay que revisar todo lo que va a usarse antes de que la pareja esté tumbada ante ti, en la cama, esperando ser amarrada. Hay que comprobar si las cuerdas son lo suficientemente largas como para que lleguen desde los barrotes de la cama o el punto de anclaje elegido hasta los miembros que se quieren atar del sumiso. Hay que comprobar que las restricciones están convenientemente forradas o que son del material adecuado para no dañar la piel del sumiso durante el juego. Si se utilizan cuerdas, hay que asegurarse de que se saben hacer los nudos y, sobre todo, deshacerlos de la manera más rápida posible. También debes asegurarte de que tienes a mano una tijera de puntas romas para cortar las cuerdas en caso de perentoria necesidad.
La acción bondage
Una vez comprobado todo esto, venda los ojos de tu pareja y haz que se tumbe en la cama. Recoge ahora los juguetes que vas a utilizar y ponlos al alcance de tu mano. Ten a mano, también, algún lubricante. Tenlo, sobre todo, si crees que vais a mantener una relación sexual.
Ata ahora los tobillos y las muñecas de tu pareja (o sólo las muñecas si es eso lo que habéis decidido). Asegúrate de que no están ni demasiado apretados ni demasiado flojos. Para realizar dicha comprobación, introduce un dedo entre la restricción y la piel de tu pareja y asegúrate de que ni se corta la circulación ni se origina ningún tipo de irritación en la piel.
Si ya has iniciado el juego, mantén el diálogo con tu pareja. Descríbele lo que ves, excítala con tus palabras, anticípale lo que tienes en reserva para hacerle. Más allá de lo que le hagas, tus palabras tendrán un efecto directo sobre tu pareja. Susúrrale junto al oído. Ponla irremediablemente cachonda.
Explórala con tus dedos. Experimenta acariciando diversas partes de su cuerpo. Un masaje erótico puede ser, por ejemplo, una buena manera de aumentar el deseo sexual en tu pareja. Utiliza tus juguetes para despertar en tu socio las zonas erógenas. Que poco a poco vaya incrementándose su calentura. Que se haga más intensa. Acaricia sus pechos y sus genitales. Que cada vez esté más cachonda. Puedes mordisquear sus pezones. Puedes rozarlos con un cubito de hielo. Puedes magrear sus tetas. Puedes pasar tu lengua, lentamente, por sus labios vaginales. Puedes atrapar su clítoris con tus labios. Todas esas sensaciones pueden ser para ella, mujer sumisa, atada y con los ojos vendados, una experiencia enloquecedora de placer.
Para que ese placer sea más completo e intensamente más sensual, no olvides que el olfato puede jugar un papel muy importante en la relación sexual. Si conoces cuáles son los gustos aromáticos de tu pareja, sírvete de ellos para hacer su experiencia más intensa. Las velas perfumadas o el aceite de masaje aromático pueden aportar ese plus de sensualidad y erotismo que incrementarán y harán más intensas las sensaciones. El olor de la propia excitación puede ser, también, un potente afrodisíaco. Mete un dedo en su vagina y, después, llévelo a su nariz para que sienta el olor de su propio cuerpo.
La alteración de la temperatura con la que se manipulen las diferentes partes del cuerpo y los genitales puede ser una increíble fuente de placer. Tener, por ejemplo, dos palanganas, la una con agua caliente y la otra con agua fría, puede servir para cambiar la temperatura de un dildo que, alternativamente, entra en la vagina de la sumisa como un ariete de hielo o fuego. Esa variación puede hacerla estremecerse de placer. También lo puede hacer si antes de poner tu boca sobre su clítoris, has lamido un cubito de hielo o has saboreado un caramelo de menta. Si eres tú el atado, el efecto sobre tu pene de esa misma acción puede proporcionarte un gran placer.
Si tu pareja está muy excitada, considerad la posibilidad de introducir en el juego unas abrazaderas de pezón. Los pezones se han ido llenando de sangre y poco a poco se han ido haciendo más sensibles a la estimulación. Hay personas a las que les gusta que se les muerda o aplaste o pellizquen. Las abrazaderas de pezón pueden proporcionar un gran placer a estas personas. Una vez colocados, puede tirar de ellos de tanto en tanto, o hacer que vibren.
Quizás a tu pareja y a ti os interese experimentar con las nalgadas. Hacedlo con la prevención de que los golpes deben proporcionarse (tanto si es con las manos como si es con algún instrumento) lo más alejadamente posible de los huesos, es decir, en la zona más mullida de las nalgas. Para muchas personas, las nalgadas tienen una gran carga erótica, porque se presta a muchos tipos de juegos de rol (celebridad/fan, profesor/estudiante, héroe/villano) y a muchas fantasías eróticas.
Es probable que tu pareja, cachonda perdida y muerta de excitación, te suplique que le regales el orgasmo. Eso podrás hacerlo continuando con tu juego, masturbándola hasta el final, o manteniendo una relación sexual convencional o casi. Sea como sea, la decisión de quitar o no la venda de sus ojos (si habíais elegido utilizarla) dependerá de vosotros. Vosotros decidiréis cómo finalizar vuestra primera, y seguramente no última, experiencia bondage.