Una práctica médica milenaria
Los seres humanos tenemos una facilidad extraordinaria para encontrar utilidades alternativas a cosas que fueron inventadas para una función muy específica. Sin llegar al extremo de MacGyver, aquel personaje televisivo que a mediados de los ochenta y durante siete años nos enseñó a fabricar complejos artilugios con objetos sencillos y caseros (clips, mecheros, chicles, etc.), todos alguna vez nos hemos servido de algún objeto para realizar algo distinto a aquello para lo que ese objeto fue creado. Un ejemplo: quien más quien menos ha utilizado alguna vez el palo de una escoba para sacar algo que estuviera debajo del sofá o ha utilizado unas pinzas de cocinar para sacar tras un radiador algún juguete pequeño que un hijo con afán experimentador hubiera dejado allí.
En el mundo de los juguetes eróticos podríamos encontrar también un significativo listado de casos que demostrarían que lo que hemos afirmado en la primera frase de este artículo es completamente cierto. Seguramente a más de uno le habrá servido alguna vez una cuchara de madera para realizar una excitante sesión de spanking y no faltarán los que se hayan servido de una corbata para improvisar una apasionada atadura bondage. En las prácticas asociadas al play medical (y tal y como hemos visto en algún post anterior de esta web) también podríamos encontrar algún que otro ejemplo de cómo un instrumento creado para una cosa acaba utilizándose para otra. Basta nombrar a las sondas vesicales o a los espéculos para comprobarlo. En este artículo vamos a hablar de cómo las ventosas, un instrumento con fines médicos que fue creado por los médicos tradicionales chinos y que hoy en día es utilizado por bastantes masajistas, se puede convertir en un excelente instrumento para ser utilizado en determinadas escenas BDSM.
A la utilización de las ventosas para conseguir hacer el vacío sobre la piel de la persona en que se pone la ventosa se la llama cupping. Para practicar el cupping, lo más habitual es utilizar ventosas de vidrio. También las hay de plástico o de cerámica. Si la alianza entre ventosa y fuego siempre ha sido muy estrecha en el mundo de la medicina tradicional oriental y árabe, en el universo del BDSM esa alianza se vuelve absolutamente inseparable.
Ventosa y fuego
La alianza entre cupping y BDSM implica la utilización de las ventosas de una manera algo diferente a como se utiliza la ventosa para cupping en la medicina tradicional y holística. Si en los salones de masaje terapéutico suelen utilizarse cada vez más las ventosas de plástico, en el BDSM se usan las de vidrio porque el fuego adquiere un papel primordial. ¿Cómo utilizar ese fuego al aplicar las ventosas en el juego BDSM?
Los amantes de aliar cupping y BDSM en sus escenas proponen cuatro posibilidades de utilización del fuego:
- Colocar el alcohol directamente sobre la piel, encenderlo y, a continuación, colocar sobre la zona la taza de vidrio que actuará a modo de ventosa. Este sistema es muy criticado por muchos practicantes de cupping y BDSM. Por un lado, el riesgo de quemar la piel es mayor. Por otro, crear y controlar la succión es más difícil que mediante la aplicación de otros métodos.
- Calentar la taza/ventosa sobre una llama y, a continuación, colocarla sobre la piel fresca. Para muchas personas éste es el sistema ideal, aunque no falta quien dice que, al calentar la taza así, se corre el riesgo de calentar en exceso el vidrio de la misma y que éste acabe quemando la piel de la persona a la que se aplica la ventosa. Los principiantes que deseen realizar una succión fuerte lo tendrán un poco más complicado con este sistema.
- Colocar pequeños discos de cuero sobre la piel y, sobre ellos, bolas de algodón empapadas en alcohol. Una vez que se encienden las bolas se colocan las tazas/ventosas sobre ellas. La teoría dice que los discos de cuero protegen a la piel de la quemadura que podrían causarle las bolas encendidas. La práctica, que un mínimo fallo puede causar una quemadura en la piel. Este sistema no está recomendado para las personas inexpertas que estén iniciándose en la relación entre cupping y BDSM.
- Colocar el combustible directamente dentro de la taza, encenderlo y colocar la taza/ventosa sobre la piel con el combustible ardiendo. Al colocar la taza sobre la piel, la falta de oxígeno hará que la llama se apague y la piel quedará a salvo de quemaduras.
¿Qué efectos tienen el cupping sobre la piel tras finalizar la sesión de BDSM? Generalmente, tras la sesión de cupping, en la piel quedan unas pequeñas marcas circulares que pueden durar unas horas o, incluso, unos días. Esta duración se hará más larga cuando varias ventosas se hayan aplicado sobre la misma zona.
Seguridad en el cupping
Las zonas corporales en las que suele practicarse el cupping en el BDSM son los pechos, los pezones, el clítoris, las nalgas, la espalda, la vagina o los testículos. Dependiendo de la zona, del tipo de piel y de la persona en sí, la ventosa se dejará más o menos tiempo colocada. Hay personas que pueden dejarla más de media hora colocada en zonas como las nalgas o la espalda, pero lo habitual es que la ventosa se coloque entre 5 y 15 minutos.
Hay personas a las que les gusta colocar algo de aceite de masaje o de lubricante en el borde de la taza/ventosa para, gracias a ello, poder hacer correr la ventosa sobre la piel de una manera sencilla. Quienes gusten de aunar cupping y BDSM, sin embargo, deben saber que hay una serie de zonas en las que la ventosa no debería ser aplicada. Los lunares, forúnculos u otras anomalías cutáneas serían unos de esos sitios. La columna vertebral y las zonas con la piel inflamada serían otras. En los casos en los que la sumisa a la que se le va a practicar el cupping en una sesión BDSM esté embarazada hay que evitar aplicar las tazas sobre el abdomen o sobre la zona lumbar. En ningún caso debería practicarse el cupping sobre una persona que sufra una enfermedad cardíaca o que haya padecido un aneurisma.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta al practicar el cupping es la presencia o no de vello y pelo sobre la zona a la que se vaya a aplicar la ventosa. El pelo siempre acaba interfiriendo en la succión y ésta no es todo lo precisa que debería ser. La ventosa debería aplicarse en una zona lampiña o, en su caso, depilada.
Hay muchos amantes del cupping y BDSM a los que les gusta aunar su práctica a un determinado juego de sangre. Esta variante del juego BDSM ha sido tomada también de la medicina tradicional. Para practicarla, se procede con una aguja o un escalpelo a perforar la piel y, una vez perforada ésta, se aplica la ventosa. La succión efectuada por la ventosa será la encargada de hacer fluir la sangre por la herida.
Como acostumbramos a decir siempre que recomendamos cualquier práctica BDSM, lo importante al aunar cupping y BDSM es extremar la seguridad durante la práctica. Nunca hay que olvidar las consignas de cómo debe ser el BDSM: seguro, sensato y consensuado. Olvidarse de eso es aventurarse por caminos que uno nunca sabe adónde pueden llevar.