Ritual BDSM
Si algo caracteriza a la práctica BDSM es su carácter ritual. Una práctica BDSM es, en el fondo, una especie de ritual. Y los rituales siempre simbolizan algo. A continuación vamos a darte a conocer un ritual fundamental en el universo BDSM: el que simboliza el establecimiento de la sumisión.
La sumisión puede establecerse de una mujer hacia un hombre, de un hombre hacia una mujer o entre personas del mismo sexo. En este post vamos a proponerte una ceremonia de sumisión de una mujer hacia un hombre, pero puede perfectamente servir para todo tipo de sumisión.
La ceremonia de sumisión es un ritual importante dentro de la práctica BDSM. Con ella se simboliza la entrega libre y voluntaria de una persona a su Amo. Esa entrega no es habitualmente una entrega indefinida, sino una entrega que se realiza por un tiempo convenido y pactado, que no puede ser roto (salvo en circunstancias excepcionales y que sean señaladas por el uso del safeword o palabra de seguridad) y que, finalizado, puede ser renovado mediante un nuevo pacto entre las partes intervinientes en la práctica.
Complementos para la ceremonia de la sumisión
Para que pueda realizarse la ceremonia de sumisión se necesitan los siguientes complementos:
- Una mesa.
- Una vela blanca.
- Un collar auxiliar.
- Una cadena.
- Una fusta, pala de azotar o una toalla no muy grande.
- Un dildo o vibrador.
- Una venda negra (para los ojos).
- Unas vendas o cuerdas.
- Una flor roja (un clavel o una rosa pueden servir).
- Un pequeño regalo que la sumisa deberá entregar a su Amo durante la ceremonia de sumisión.
- Una cama.
La futura sumisa deberá asegurarse de que todos estos complementos están preparados en el momento de iniciarse la ceremonia de la sumisión. También deberá preocuparse de ir vestida de una manera adecuada para iniciar la ceremonia de la sumisión. ¿Qué manera es ésa? Pueden buscarse diversas opciones, pero siempre resultará muy efectivo el imitar la vestimenta que Corinne Clery llevaba al representar el papel de O en la mítica película Historia de O. Es decir: una ropa que demuestre a las claras que se está ofreciendo al Amo y que éste podrá disponer de su cuerpo de una manera sencilla.
Una vez todo dispuesto, se puede iniciar la ceremonia de sumisión. Ésta se inicia fijando la vela encendida a la mesa. La luz desprendida por esa vela es la única que debe iluminar la escena.
Una vez encendida la vela, la sumisa coloca sobre la mesa el regalo y se coloca frente al Amo, que permanece quieto al lado de la mesa. La sumisa, frente a él, mantiene los brazos caídos a lo largo del cuerpo y muestra a su amo las palmas de sus manos.
El rito de la sumisión
Es entonces cuando se inicia el diálogo que se constituye en parte fundamental de la ceremonia de sumisión:
- AMO: ¿Vienes aquí por tu propia voluntad?
- SUMISA: Sí. Vengo libremente.
- AMO: ¿Aceptas libremente que te someterás a mí hasta tal día y tal hora?
- SUMISA: Sí. Seré tu sumisa hasta ese instante.
- AMO: ¿Juras solemnemente que hasta ese momento me darás cuanto te pida, sometiéndote a mi disfrute sin trabas durante todo ese tiempo?
- SUMISA: Sí. Lo juro por todo, Mi Señor.
- AMOR: Repite estas palabras: ¨Juro solemnemente someter a Tu voluntad mi corazón [en este instante la sumisa toca su pecho y el de su Amo], mi frente [toca su frente y la de su Señor] y mi alma [toca sus labios y los de su Amo].
- SUMISA: “Juro solemnemente obedecerle de inmediato, sin reserva y sin vacilación en todo lo que me pida. Juro solemnemente hacer todo lo necesario para padecer hermosa a sus ojos y sonar graciosa a sus oídos”.
En este momento, el Amo levanta la barbilla de la esclava y ella echa sus pechos hacia delante. Tras hacerlo, prosigue el diálogo entre Amo y sumisa en esta ceremonia de sumisión que te proponemos.
- AMO: Soy tu Señor.
- SUMISA: Es mi Señor.
- AMO: Soy tu Amo.
- SUMISA: Es mi Amo.
- AMO: Soy tu dueño. Eres mi esclava. Tu cuerpo es mío. Tu boca es mía. Tu sexo es mío. Sirves mi voluntad. Sirves mi palabra. Sirves mi placer.
- SUMISA: Es mi dueño. Soy suya. Soy su esclava. Mi cuerpo es suyo. Mi boca es suya. Mi sexo es suyo. Su voluntad es la mía y sus palabras son órdenes para mí. Sirvo a su placer.
Tras la pronunciación de estas palabras por parte de la sumisa, el Amo puede dar un cachete a la muchacha en el rostro o en aquella parte de su cuerpo que él desee. Tras ello, continúa la ceremonia de sumisión con las siguientes palabras:
- AMO: Ahora que he tomado posesión de ti por este período, tomaré posesión de tu regalo como símbolo de todo lo que deseo gozar en ti.
Al escuchar estas palabras, la sumisa coge el regalo de la mesa y lo ofrece, utilizando las dos manos, a su Señor.
- AMO: Dame tu flor, símbolo de tu sometimiento a mí.
La sumisa ofrece su flor y se arrodilla antes su Amo, con las manos en la espalda. Una vez que coge la flor, el Amo la destroza, arranca uno a uno sus pétalos y los deja caer.
- AMO: De la misma manera que hago uso de esta flor hago uso de ti. Ahora, desnúdate.
Al escuchar estas palabras, la sumisa se quita la ropa y los adornos y vuelve a arrodillarse ante su Amo, con las manos cogidas a la espalda y las piernas entreabiertas.
- AMO: Viniste desnuda a mí…
Y coloca en el cuello de la sumisa el collar de dominio mientras dice a la sumisa que lo usará siempre que él se lo ordene. Después, y al tiempo que coloca a la sumisa la venda negra tapándole la boca, le dice que ella hablará sólo cuando Él se lo ordene.
- AMO: Tu cuerpo está para mi placer. Muéstralo.
La sumisa, entonces, alzará sus caderas y ofrecerá su sexo a su Señor. Éste, si lo desea, introducirá en él el dildo o el vibrador mientras pronuncia las siguientes palabras:
- AMO: Mi voluntad penetra en las barreras de tu cuerpo. Ahora, póstrate ante mí.
La sumisa, entonces, y de rodillas, pone la cabeza en el suelo mientras Él continúa:
- AMO: Soy tu Dueño. No aceptarás más Señor y sólo a Mí me rogarás que te posea.
Y, al decir esto, coloca sobre la espalda de ella el pie. Con este gesto, el Amo simboliza su derecho de pernada sobre la sumisa.
Hecho esto, al Amo se le ofrecen varias posibilidades de servirse del cuerpo de su sumisa. Una de ellas es el azote. La sumisa, en caso de que el Amo desee azotarla, es la encargada de escoger el instrumento para ejecutar dicho azote. Una vez finalizado este acto de azote (en el caso de que el Amo haya escogido ejecutarlo), el Amo pondrá una cadena al collar de la sumisa y, tirando de ella, la conducirá hasta el lecho.
Una vez en la cama, el Amo deberá servirse de las cuerdas o vendas para atar a la sumisa a la cama. Quitada la venda que había usada a modo de mordaza, vendará con ella los ojos de la sumisa y la privará sensorialmente, que quedará así a disposición de su Amo, que, por regla general, se servirá de ella para recibir placer.
La ceremonia de la sumisión finaliza cuando la sumisa, bajando de la cama y abrazándose a las piernas de su Amo, pronuncia las siguientes palabras:
- Eres mi Dueño y yo soy tu esclava.