El placer del sexo atado

Atar o ser atado o atada a la cama para disfrutar de una sesión de sexo “diferente” no es una práctica exclusiva de los amantes del BDSM. Muchas parejas, empujadas por el deseo de estrenar nuevas experiencias, han recurrido a una práctica de este tipo. El Bondage, aquí, desempeña un papel fundamental. Hay que saber hacer los nudos apropiados para: uno, evitar que la persona atada pueda desatarse con demasiada facilidad; y dos, evitar que esa misma persona pueda sufrir algún tipo de lesión mientras practica una sesión de sexo que, en algún momento, y llevados por la pasión, puede volverse un poquito “salvaje”.

En algunos artículos anteriores hemos dado las indicaciones básicas para saber cómo realizar un nudo o atadura que pueda servirnos para atar a una persona a la cama. De hecho, en el mercado erótico pueden encontrarse cuerdas, esposas o instrumentos diseñados y creados para facilitar la tarea de atar a la cama a la pareja sin por ello tener que poseer unos conocimientos más o menos avanzados de Bondage. En muchos casos, además, esos utensilios han sido diseñados para atar a la pareja al somier, pues lo cierto es que no todas las camas tienen barrotes y son muchas las que, actualmente, tienen un cabezal completamente liso que imposibilita el acto de atar a la persona sumisa a él.

Una vez que tenemos claro qué utensilios vamos a utilizar para atar a la pareja a la cama y cómo vamos a usarlo (recordemos siempre que cualquier práctica sexual debe cumplir dos requisitos: la de ser aceptada por quienes participan en ella y la de ser segura), debemos saber qué postura vamos a escoger para practicar sexo. En este artículo queremos proponerte la que seguramente es la más tradicional de entre todas las posturas eróticas para tener sexo atado pero que es, también, la que un mayor número de posibilidades diversas ofrece a la hora de disfrutar de ella.

Genitales expuestos

La postura de la que estamos hablando, la más clásica de todas las que existen para tener sexo atado es, sin duda, aquélla en la que la persona sumisa adopta forma de cruz de San Andrés o de equis y está atada a la cama por los tobillos y por las muñecas. La persona que adopta esta postura para tener sexo atada, tanto si está bocarriba como si está bocabajo, se convierte de ese modo en un juguete sexual para su pareja. Ésta, teniendo a placer a su acompañante, puede optar por poner en práctica cualquier tipo de estimulación. El uso de juguetes eróticos para estimular a la persona atada es muy recomendable en estos casos. Además, adoptando esta postura para sexo atado, la persona que ha sido atada expondrá completamente sus genitales y su pareja podrá servirse de ellos a placer. Un cunnilingus o una felación, el uso de algún tipo de masturbador masculino o femenino o, simplemente, la estimulación manual, puede resultar muy excitante y placentera para la persona que está atada a la cama.

Con los ojos vendados

En el caso de esta postura, como en todas las que pueden emplearse para practicar sexo atado, resulta también muy excitante el vendar los ojos de la persona que está atada. Entregada totalmente por su postura al ser atada, la persona a la que, además, se le ha privado del sentido de la vista se siente absolutamente en manos de su pareja, a merced de ella y sus deseos y caprichos. Esto, qué duda cabe, puede resultar, a los amantes de este tipo de prácticas, muy, muy hot.

La opción del 69

Esta postura erótica para sexo atado puede volverse también más intensamente caliente si, puesta la persona atada bocarriba en la cama, el otro miembro de la pareja se coloca sobre él pero en posición invertida, es decir, con los pies hacia la cabeza del otro. ¿Qué se consigue con ello? Poder practicar una postura erótica tan clásica como excitante: el 69. Quien está arriba en esta postura erótica para sexo atado puede, por un lado, estimular oralmente a su pareja y, por otro, colocar sus genitales sobre la boca de ella para, así, poder ser estimulado oralmente por ella.

Atados bocabajo

La misma postura anterior puede proporcionar múltiples posibilidades de placer si la persona atada está bocabajo. No hace falta decir que esta postura para sexo atado permite amplias posibilidades a la hora de aventurarse por los caminos del sexo y la estimulación anal. Si se opta por esta opción, hay que recordar siempre que el ano requiere una lenta y muy lubricada estimulación. Cuando la persona atada se está iniciando en los placeres del sexo anal, si se va a producir penetración, bien sea con el pene, bien con cualquier tipo de dildo, vibrador o plug anal, ésta tiene que ser muy poco profunda y a una velocidad muy baja. Ya habrá tiempo, cuando la zona se haya acostumbrado a este tipo de práctica sexual, a hacer más profunda la penetración y a incrementar el ritmo de la misma.