Fetiches asociados al sexo

Muchos fetiches van más allá de la persona en sí. Lo son de una, pero necesitan o exigen la participación de otra para poder existir y realizarse. Pueden tener que ver con una parte corporal de esa otra persona, con un acto en sí (por ejemplo, verter jarabe de frambuesa sobre un cuerpo desnudo) o con algún objeto determinado (ropa interior usada, por ejemplo). El fetiche parece menos estrambótico y extraño cuando implica a otra persona. Convertirlo en una especie de juguete para dos hace que se vuelva más normal, que pueda ser más “comprendido”.

Cuando el fetichista, por el contrario, centra sus gustos en un objeto inanimado, en un ser imaginario, en escenarios imposibles o un acto solitario y clandestino, organizar una escena caliente para dos requiere mucha más creatividad, imaginación y, por supuesto, información para hacer que las cosas funcionen como es debido para ambos. Algunas personas, de hecho, ni tan siquiera saben que tienen un fetiche centrado en determinados objetos, dispositivos o escenarios. Quizás tú eres una de esas personas. Quizás tu propio fetiche está ahí, en las sombras, esperando que lo descubras.

Aquéllos que conocen su fetiche tienen mucho ganado. Gracias a ese conocimiento y al haber asumido esa característica de su personalidad, pueden sacar el máximo partido y placer a los encuentros tórridos que puedan sostener y en los que intervenga, de un modo u otro, su fetiche. Por supuesto, debido a la propia naturaleza de los fetiches sexuales en sí, los detalles sobre el sexo con fetiches serán particulares y específicos según sea cada fetiche. Eso sí: siempre el mayor o menor éxito de ese encuentro estará íntimamente relacionado con la información que cada uno de los miembros de la pareja tenga sobre el asunto. A mayor información y conocimiento, mayor será el disfrute de ambos.

Cosas que debes saber sobre el fetiche

Para alcanzar ese conocimiento del que venimos hablando hay varias cosas que debes saber.

Debes saber, principalmente, cuál es el fetiche. ¿Es una cosa, una persona, una parte del cuerpo, una sensación, un tipo determinado de acto?

Si el fetiche está relacionado en su mayor parte con un objeto físico, ¿cuál es ese objeto? Y, si no lo hay, ¿cuál es la parte más importante de ese fetiche?

También debes analizar tus pensamientos cuando éstos se dirigen y se centran en el fetiche. ¿Qué tipo de pensamientos tienes? ¿Qué sucede en tu organismo y en tu mente cuando piensas en él? ¿Hay momentos determinados del día o de la noche para pensar en él o que tú asocias a él?
Todos esos aspectos hay que conocerlos, pero también qué haces con el fetiche y cómo te gusta imaginarte con él. ¿Te gusta masturbarte con su intervención? ¿De qué modo el fetiche interviene en tus masturbaciones?

Si te das cuenta, ninguna de estas preguntas hace referencia al origen del fetiche, a tus primeras experiencias con él ni a los usos potencialmente inquietantes del mismo. No tiene eso tanta importancia en este momento. Sí la tiene que compartas tus respuestas con tu pareja. Y que tu pareja se haga las mismas preguntas y comparta sus respuestas contigo. Sobre esas bases de comunicación levantaréis el andamiaje de vuestra relación. Intercambiad vuestro interior y conseguiréis que vuestros encuentros-fetiches sean especialmente calientes y satisfactorios.

Gracias a ese intercambio de información podréis ver juntos escenas de películas o leer historias eróticas en las que intervenga el fetiche que os une o que queréis compartir. Esta es una manera especialmente indicada para romper las barreras de la vergüenza y adentrarse juntos en una nueva aventura. Hacedlo y disfrutadlo.