Presiona ESC para cerrar

Dominación

Dominación y Sumisión es un conjunto de prácticas sexuales que pertenece al BDSM donde se centra en una relación consensuada que implica el dominio de un individuo sobre otro en un contexto sexual limitado o indefinido en el tiempo.

La escena de dominio y sumisión. Primer acto.

Venimos hablando de los preparativos, del escenario, del guión, del pacto y el diálogo que debe presidir todo el juego de la dominación y la sumisión desde hace tiempo. Ha llegado, por fin, el momento que tanto se ha hecho esperar: el de la escena en sí misma y su desarrollo.

Safeword o palabras de seguridad

Es imprescindible que el sumiso tenga unas palabras claves para dar información vital sobre cómo se encuentra durante el desarrollo del juego. Esas palabras deben tener un principio rector que las guíe y ese principio rector no es otro que el de seguir a rajatabla los principios de seguridad, sensatez y consenso.

Todo a punto para empezar a jugar

Que la configuración de la escena es algo que debe realizarse meticulosamente es algo que ya ha quedado claro. Hemos hablado de ello en alguna ocasión. Y para que esa configuración quede convenientemente planificada es de vital importancia la elección del equipaje y ropa que se necesitará para escenificar la misma y plasmar el guión que hayáis imaginado.

Las claves de una buena escena BDSM

Como cualquier representación teatral, la representación del dominio y la sumisión debe caracterizarse por poseer un buen guión, un vestuario adecuado, un escenario acorde a lo representado y, por supuesto, unas dotes actorales importantes por parte, principalmente, del Ama.

Planificando la escena

Ya nos queda poco para zambullirnos de lleno en el funcionamiento de la escena. Antes de hacerlo, vamos a detenernos en analizar un poco más detenidamente un aspecto que no debemos olvidar: el encuentro sexual de dominio y sumisión no deja de ser una escenificación. Por eso hay que planteársela como una representación teatral.

Acercándonos a la escena BDSM

Ya nos queda poco para zambullirnos de lleno en el funcionamiento de la escena. Antes de hacerlo, vamos a detenernos en analizar un poco más detenidamente un aspecto que no debemos olvidar: el encuentro sexual de dominio y sumisión no deja de ser una escenificación. Por eso hay que planteársela como una representación teatral.

Ropa y complementos en los juegos de dominio y sumisión

Los accesorios y un conjunto de ropa adecuado contribuyen en gran medida a la eficacia de la escena BDSM. Si tienes espacio suficiente, decóralo tal y como te dicte tu fantasía. Una mazmorra, un aula, un jardín o un dormitorio bien equipado para los juegos BDSM pueden ser algunas de las ideas que puedes utilizar para decorar tu espacio de dominio.

Castigo y lenguaje de poder en los juegos de dominio

Ya nos ha quedado claro que el suspense es uno de los elementos principales del juego. Que la amenaza del castigo debe planear en todo momento, y que el dominado debe esperar ese instante con incertidumbre. Pero la espera no debe prolongarse indefinidamente. El castigo debe llegar.

El establecimiento de la autoridad

Antes de iniciar el primer período de sesiones el sumiso debe entender de dónde proviene la autoridad de la ama, debe creer en dicha autoridad y, por supuesto, debe entregarse absolutamente al dominio de su Dama. A continuación te daremos algunos consejos para que puedas establecer y hacer cumplir tu autoridad, incluso cuando se está sintiendo el estremecedor placer del orgasmo

Juegos de dominio y relación en la pareja

Al igual que en vuestras fantasías se han dirimido cuestiones personales de poder y dominio, también puede suceder así con los problemas que existan entre los dos. Los cambios que se produzcan en el juego influirán en mayor o menor medida en vuestra relación.

Reacciones negativas y ansiedad de la ama tras la dominación

Para ser Ama debes enfrentarte a los planteamientos de una cultura que a diario exige que te comportes como una niña bonita. Por eso, una vez hayas cumplido con tu papel en el juego, puede suceder que te sientas cohibida y que, en cierto modo, pienses que has violentado tu propia forma de ser, que la has traicionado. La idea de poder, así, se te puede convertir en algo aterrador y que te haga sufrir.